La investigación médica y la equidad entre sexos es el tema que trata Teresa K. Woodruff en PNAS (5063–5064), que a continuación comentamos.
La autora, miembro del “Women´s Health Research Institute” de la Universidad de Northwestern, Chicago, comienza el artículo afirmando que el 2014 parece que será el año en el que se alcance la equidad de sexos en la investigación médica.
Señala que la mujer frecuentemente no está presente en la investigación médica, por lo que considera de primera importancia revertir esta situación, dado que además, ciertas enfermedades crónicas afectan particularmente a las mujeres. Así, afirma que casi dos tercios de los estadounidenses con Alzheimer son mujeres, el 90% de los adultos con lupus son mujeres, y las mujeres son tres veces más propensas a sufrir de artritis reumatoide que los hombres. Por lo tanto, parece fundamental que en el desarrollo de nuevos fármacos y ensayos clínicos se incluya un número equilibrado de hombres y mujeres, para así lograr que los grupos estudiados sean más acordes con la realidad poblacional.
Cita después, con entusiasmo, el artículo publicado en Nature, de Francis Collins, director del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, que reconoce que frecuentemente se ignora el sexo de los participantes en los diseños de investigación científica. La autora se alegra de ese paso dado por Collins, al reconocer “que la atención a las diferencias de sexo en la investigación médica y farmacéutica impulsará la comunidad científica a focalizar el sexo como una importante variable en las primeras etapas de los procesos de investigación.” Termina su artículo “asegurando que la ciencia clínica y básica tiene en cuenta las diferencias fisiológicas entre hombre y mujer, lo que llevará a mejorar e implementar alternativas preventivas y terapéuticas y sobre todo a una mejor atención de la salud”.
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