La Organización Nacional de Trasplantes española se muestra contraria a este tipo de trasplantes, dados “los enormes cuestionamientos éticos que esta técnica implica, tanto para la receptora como para su bebé.

 

En la revista The Lancet se recoge el caso de un niño nacido vivo y con buenas condiciones de salud, de una mujer a la que se le había trasplantado un útero procedente de cadáver. Según comentan los autores, es la primera vez que esta práctica se realiza con éxito.

En septiembre de 2016, a una mujer de 32 años, con ausencia congénita de útero, por padecer un síndrome de Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser, se le practicó un trasplante de útero de donante fallecido por una hemorragia subaracnoidea, en el Hospital Universitario de Sao Paulo (Brasil).

A la mujer trasplantada se le practicó una estimulación hormonal para la obtención de varios ovocitos, que, cultivados adecuadamente y fertilizados, dieron origen a ocho blastocitos, que posteriormente fueron utilizados para conseguir un embrión.

Desde un punto de visto clínico cabe destacar que la paciente mostró tras el trasplante una recuperación postoperatoria satisfactoria, siendo dada de alta a los 8 días de la intervención. Como se procede en este tipo de pacientes, hubo que someterla a inmunosupresión durante 5 meses tras la intervención quirúrgica. La primera menstruación con su nuevo útero la tuvo a los 37 días de trasplantada y después regularmente cada 26-32 días. La paciente no sufrió ningún problema de rechazo del útero recibido. Tras un embarazo normal de 36 semanas, el niño nació el 15 de diciembre de 2017, pesando 2550 gr. Como habitualmente se hace en estos casos se le extirpó el útero al cabo de un tiempo, por lo que se pudo suspender la terapia inmunosupresora.

Según comentan los autores, es el primer caso en el mundo del nacimiento de un niño sano en una mujer a la que se le ha trasplantado un útero procedente de cadáver, por lo que estiman que el procedimiento puede ser una posible solución para aquellas mujeres que padecen este tipo de patología.

Posibles problemas éticos

Sin embargo, esta práctica, a nuestro juicio puede conllevar algunos problemas éticos, como hemos referido en anteriores informes. En relación con ello, la propia Organización Nacional de Trasplantes española, en declaraciones de su directora, doctora Domínguez-Gil, comenta esta práctica mostrándose contraria a la misma, dados “los enormes cuestionamientos éticos que esta técnica implica, tanto para la receptora como para su bebe”, no solamente por el propio procedimiento médico-quirúrgico, sino también por los efectos secundarios que los fármacos inmunosupresores pueden ejercer sobre el desarrollo del niño nacido. Por todo ello, la Dra. Domínguez-Gil afirma que, a la vista de estas circunstancias se trata de un procedimiento en el que “la madre y el bebé asumen unos riesgos para obtener un beneficio que se podrían lograr de otras formas que no conllevan dichos riesgos, concluyendo que el balance riesgo beneficio no es en absoluto favorable en estas intervenciones”.

En relación con ello, y aunque no se refieren explícitamente a la eticidad de la práctica, Diez-Cervera y Pellicer comentan que las investigaciones realizadas en este campo deberían maximizar el índice de niños nacidos vivos, minimizar los riesgos en los pacientes incluídos en el procedimiento, e incrementar la disponibilidad de órganos, proponiendo que se debería promover diferentes tipos de estudios, en lo que se comparan resultados y se valoran los efectos a largo plazo, además de buscar la opinión de las sociedades científicas,  tales como la Sociedad de Transplantes de Utero. Entendemos que todo ello con la finalidad de garantizar la eticidad de esta práctica.