Los órganos bioartificiales podrían resolver un grave problema médico sin implicaciones éticas.

Se han propuesto varias posibilidades para resolver esta emergencia médica, de entre ellas el uso de xenotrasplantes (órganos animales); la producción de verdaderos órganos bioartificiales – la mayoría de las veces utilizando una estructura biológica natural o artificial, que posteriormente se rellena con células madre del propio paciente; el uso de órganos mecánicos, ésta es ya es una práctica casi consolidada en la sustitución de corazones enfermos, y ahora se abre una nueva posibilidad, aún incipiente pero sin duda prometedora. Se trata de la propuesta realizada por el equipo de  Juan Carlos Izpisua, publicada recientemente (Cell 161; 459-469, 2015) que consiste en producir un nuevo tipo de células pluripotentes que pueden integrarse en embriones de otras especies animales y allí desarrollarse, hasta poder crear tejidos u órganos. Es este un procedimiento técnicamente posible, lo han demostrado Izpisua y su equipo, y que puede obviar las dificultades éticas que tiene el uso de células madre embrionarias, pues para desarrollarse las nuevas células se puede partir de células iPs (células adultas reprogramadas del propio paciente).

Ahora las experiencias con órganos bioartificiales se han llevado a cabo utilizando embriones de ratones, pero también se podrían desarrollar utilizando embriones de cerdos, que tendrían la ventaja de que los órganos producidos podrían ser de un tamaño más similar al de los órganos humanos, por lo que su uso clínico sería más factible.

Pero esta posibilidad es eso, una posibilidad, aunque razonablemente asequible.