Al menos, el 95% de los cuadros dolorosos son hoy en día tratables. Para el 5% restante se puede utilizar la “sedación paliativa”, que éticamente es admisible, pues con ella no se busca terminar con la vida de un paciente, sino con el dolor y los sufrimientos que presenta.

En el momento actual, la ayuda al final de la vida (aid in-dying), eufemismo que incluye tanto la eutanasia como el suicidio asistido, está legalizada en seis Estados Norteamericanos: California, Colorado, Hawai, New Jersey, Maine y Washington DC. En un interesante artículo publicado en el American Journal of Bioethics sobre algunos aspectos éticos relacionados con estas prácticas, el autor aboga porque antes de tomar decisiones eutanásicas se implementen los cuidados paliativos, de forma tal que todos los pacientes puedan acceder a ellos si así lo desean y que puedan acceder a la “ayuda al final de la vida” si la medicina no es capaz de evitar sus sufrimientos, cosa que no es fácil que se dé, pues es admitido que, al menos, el 95% de los cuadros dolorosos son hoy día tratables. Para ese 5% restante se puede utilizar la “sedación paliativa”, que éticamente es admisible, pues con ella no se busca terminar con la vida de un paciente, sino con el dolor y los sufrimientos que presenta, aunque con ello se puede acortar indirectamente su vida, cosa que no siempre ocurre.