Se entiende por maternidad subrogada aquella  en que una mujer gesta a un niño no concebido por ella. Existen dos tipos principales de maternidad subrogada la altruista y la comercial. La primera, como su nombre indica, se lleva a cabo por una razón altruista, por ejemplo una mujer dispuesta a ofrecer su útero a una familiar o amiga, que no puede soportar un embarazo por la razón que sea. La segunda, la más frecuentes es la de una mujer que es remunerada por ceder su cuerpo para un embarazo. Además ambos tipos de maternidad subrogada pueden tener dos variantes: la primera en la que la mujer que dona su cuerpo, sea altruista o remunerada, dona también sus propios ovocitos, en el caso de que la mujer que solicita la subrogación no pueda producirlos, y otra en  el que los óvulos  son de la propia madre biológica. En ambos casos los ovocitos son fecundados con esperma de la pareja masculina.

En relación con la maternidad subrogada, cuenta  Christofer White hace 28 años que nació el primer niño en Estados Unidos por una maternidad subrogada. En este caso la mujer que había gestado al niño se sintió muy vinculada a él y no quiso cederlo después del nacimiento. Como consecuencia se planteó una batalla legal que tuvo en vilo  a todo el país. Finalmente la custodia se le concedió al padre bilógico.

Actualmente los estados de Nueva York, Luisana, Minnesota y el Distrito de Columbia estarían considerando legalizar la maternidad subrogada. Se estima que el precio del “paquete” completo de una subrogación  puede costar en Estados Unidos entre 80.000 y 120.000 dólares, aunque también se ofrecen más baratos, por ejemplo 30.000 dólares.

No cabe duda, que son muchos los problemas éticos asociados a la maternidad subrogada, de los cuales no es el menor el que puede afectar al niño nacido. En relación con ello, una nacida de un embarazo subrogado, Jessica Kern, ahora de 30 años de edad, manifiesta que tiene una seria preocupación ética en relación con el método que se utilizó para traerla a la existencia. Al hilo de esta preocupación se puede decir  que la maternidad subrogada es frecuentemente un mal asunto, tanto para las mujeres implicadas, como para los niños nacidos como consecuencia de la subrogación (Christofer White. Center for Bioethics and Culture 2014).