Una pareja de lesbianas casadas entre ellas, de Texas, deseaban tener un hijo. Para ello han recurrido a una técnica de fecundación in vitro particularmente especial, utilizando ovocitos de una de ellas, Bliss, y esperma de un donante, pero en lugar de depositar los ovocitos y el esperma en las incubadoras habituales, lo hicieron en un INVOcell. Este especial contenedor lo introdujeron durante cinco días en el cuerpo de Bliss, donde los ovocitos fueron fertilizados y el embrión comenzó su desarrollo. A los cinco días se extrajo el INVOcell y los embriones se congelaron, y posteriormente uno de ellos fue transferido a Ashleigh, la otra miembro de la pareja, que quedó embarazada y que a su debido tiempo dio a luz a un niño, Stetson. Según el ginecólogo que las atendió, es éste un método de fecundación in vitro revolucionario, más accesible y natural. Es la primera vez que un hijo de una pareja de lesbianas está un cierto tiempo dentro del cuerpo de ambas mujeres, antes de nacer, lo que ellas consideran muy positivo. Sin embargo, desde nuestro punto de vista, la técnica tiene todas las dificultades bioéticas de la procreación asistida, a las cuales se añade la selección eugenésica de embriones y una manipulación adicional del embrión seleccionado.