Una mujer inglesa de 59 años había solicitado a las autoridades británicas que regulan las técnicas para tratar la infertilidad humana y la maternidad subrogada (HFEA) que le permitieran utilizar un ovocito congelado de una hija suya que murió a los 28 años y que a los 23 se le habían extraído óvulos, que fueron congelados, por si se curaba de la grave enfermedad que padecía y así poder tener hijos más adelante.
La HFEA ha rechazado esta solicitud aduciendo que no existe suficiente evidencia de que la mujer fallecida deseara que se utilizaran sus óvulos congelados para una nueva gestación. La madre solicitante y su marido manifestaron que su hija les había dicho de palabra su deseo de que sus óvulos congelados pudieran ser utilizados para gestar un nuevo niño. Sin embargo la Corte Suprema inglesa, que juzga el caso, ha manifestado que una declaración oral no es suficiente para autorizar dicha gestación (BMJ 2015; 350: h3295).
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