27.3.1 Aspectos generales.
27.3.2 Datos estadísticos y situación en distintos países.
27.3.3 Problemas biomédicos que plantea
27.3.4 Regulación legal.
27.3.5 Problemas sociales que plantea.
27.3.6 Valoración ética.

 

27.3.1 Aspectos generales.

Se penaliza la colaboración con el suicidio asistido en España.

La ley española sobre el suicidio asistido establece que en de­terminadas circunstancias (que se trate de un enfermo incura­ble en estado terminal que haya solicitado repetidas veces ayuda para poner fin a su sufrimiento) la colaboración necesaria con el suicidio, tipificada en el artículo 143 del Código Penal, establece de una manera general que «el que induzca al suicidio de otro será castigado con la pena de pri­sión de cuatro a ocho años».

Pero, sin embargo, matiza que si lo hace «por la petición expresa, seria e inequívoca de éste, en el caso de que la víctima sufriera “una enfermedad grave que conduciría necesariamente a su muerte, o que produjera graves padecimientos perma­nentes y difíciles de soportar, se­rá castigado con la pena inferior en uno o dos grados» (El País, 3-I-2012).

Suicidio asistido

Un debate que frecuentemente se plantea en la medicina del final de la vida es valorar la eticidad del suicidio asistido. En relación con ello, en uno de los últimos números del New England Journal of Medicine (368; 1450-1452, 2013), en su Sección de decisiones clínicas, se plantea un caso clínico en el que posiblemente se pudiera proponer utilizar el suicidio asistido y se emiten dos opiniones, una contraria a él y otra favorable.

Caso clínico

Resumidamente el caso clínico hace referencia a un varón de 72 años que padece un cáncer pancreático, ya con metástasis, que está siendo tratado de la forma habitual, pero que a pesar de ello el proceso canceroso continuó progresando. Por estar tratado en una unidad de cuidados paliativos el dolor abdominal estaba bien controlado. El paciente hace 50 años que estaba casado, tiene tres hijos y 6 nietos. Dado que vive en Salem, ciudad del estado de Oregón, en el que el suicidio asistido está legalmente admitido, al conocer el pronóstico de su enfermedad manifestó que no deseaba pasar los últimos días de su vida sufriendo de una manera excesiva, por lo que solicitó el suicidio asistido, de acuerdo con su mujer y sus hijos.

Las actitudes que se pueden plantear ante esta petición de suicidio asistido son dos, una contraria y otra favorable.

Actitud contraria.

Los defensores de dicha actitud, en este caso, un médico y una farmacéutica, opinan que el arte de curar debería siempre prevalecer en la práctica médica, lo cual implica mantener a sus paciente con activa esperanza, aunque siempre comunicando la verdad.

A juicio de estos dos profesionales, permitir el suicidio asistido supone abrir la puerta a una pendiente resbaladiza que puede llevar a abusos en contra de la vida humana. Los defensores de la eutanasia niegan que ésta pendiente resbaladiza pueda conducir a esta práctica siempre y cuando esté regulada adecuadamente por medio de salvaguardias administrativas eficaces. Pero según los profesionales que en este debate se muestran contrarios al suicidio asistido, la evidencia clínica es justamente la contraria y de ello existen abundantes datos en los países en los que el suicidio asistido o la eutanasia están legalizados. Pero además, sostienen opinan que el suicidio asistido en muchos casos está viciado por que no se cumplen las normas éticas que deben regularlo. Por ejemplo, según el “Death with Dignity Act”, en Oregón, en 2011, se detectó que los médicos responsables del caso solo estuvieron presentes en el 10% de los suicidios asistidos practicados en el estado de Oregón.

Concluyen, que entre los cuidados paliativos dirigidos a cuidar la salud de los pacientes no se puede incluir el “homicidio terapéutico”. Eutanasiar y curar son intrínsecamente incompatibles. Involucrar a los médicos en tales intervenciones no es ético y va en contra del papel fundamental de los médicos como sanadores.

Actitud favorable.

La actitud favorable al suicidio asistido está en este caso defendida por un facultativo que trabaja en esta área clínica, el cual de entrada manifiesta que el señor Wallace es afortunado por vivir en uno de los dos estados en los que el suicidio asistido está legalizado en Estados Unidos, Oregón y Washington.

Estima que el papel de los médicos no es solamente preservar la vida, sino también aliviar sus sufrimientos, lo que conlleva, a su juicio, a hacer confortable la muerte de sus pacientes.

También sostiene que existe un amplio consenso sobre la necesidad de promover los cuidados paliativos, pero que el suicidio asistido no va en contra de ellos, pero que en algunos casos los síntomas negativos de la enfermedad no pueden ser debidamente controlados en estas unidades, lo que puede contraponerse a la autonomía y dignidad de los enfermos, pues opinan que tomar una actitud favorable a terminar con su vida es mejor que esperar pasivamente a que la muerte ocurra.

Este facultativo, defensor del suicidio asistido, piensa que tras la experiencia de lo ocurrido en Holanda y Suiza, únicos dos países en los que el suicidio asistido está legalizado, no parece que su legalización pueda propiciar un uso incontrolado, a la vez que se sabe que el número de suicidios en esos dos países no han aumentado con motivo de la legalización del suicidio asistido.

Por otro lado, de entre las personas que solicitan el suicidio asistido, solamente una minoría lo utiliza, lo que parece indicar que la posibilidad de no recurrir a él después de haberlo pedido es frecuente.

Finalmente en opinión del facultativo que en este debate defiende el suicidio asistido, los médicos están preparados para llevarlo a cabo y además no existen razones éticas para que no lo hagan.

Naturalmente, en este debate no manifestamos nuestra opinión sobre el suicidio asistido, pues nos parece que lo más correcto es que nuestros lectores establezcan su propio juicio, después de conocer las razones favorables y contrarias al mismo (Justo Aznar).

Primer ciudadano británico que solicita por demencia el suicidio asistido.

Dignitas, la asociación suiza que promueve el suicidio asistido, ha aceptado el primer caso de un ciudadano británico de 83 años, que por padecer demencia solicitaba terminar con su vida (British Medical Journal 2013; 346: f3595).

El suicidio asistido y los médicos.

A mediados de este mes de septiembre, el New England Journal of Medicine publicó una encuesta on-line sobre el suicidio asistido por médicos. Recibió 2.356 respuestas válidas procedentes de 74 países; el 65 por ciento desaprobaban esta práctica. Muchas respuestas aducían la violación del juramento médico de no dañar. Una encuesta cibernética no tiene mucho valor científico, pero orienta sobre la actitud de los médicos hacia este debate tan vital. Además de estar despenalizada en Bélgica, Holanda y Suiza, en Estados Unidos se permite en Oregón, Washington, Vermont y Montana (Diario Médico23/29-IX-2013).

Hans Küng se plantea su suicidio asistido.

«El teólogo disidente Hans Küng se plantea su propio suicidio asistido ante la progresión de la enfermedad de párkinson que sufre y el temor a perder pronto y completamente la visión” (Paraula 24-XI-2013).

27.3.2 Datos estadísticos y situación en distintos países.

El Cardenal Sean O´Malliey, de Boston, en contra de la legalización del suicidio asistido en Estados Unidos.

         El Cardenal Sean 0’Malliey, de Boston, ha escrito una carta a los residentes de Massachusetts para que no apoyen una propuesta que se ha promovido en ese Estado norteamericano para tratar de legalizar el suicidio asistido. Los promotores de esa propuesta sostienen que no hay ningún peligro en que si la misma se aprueba sea una pendiente resbaladiza que favorezca el suicidio asistido en cualquier circunstancia.

La propuesta de ley, que pretende poder ser aplicada a aquellos pacientes terminales con seis meses o menos de expectativa de vida es desaconsejada por el Cardenal, por diversas razones: 1) porque puede significar una nueva forma de abuso de los pacientes de más edad; 2) porque si se aplica la discapacidad podrá inducir a que los parámetros de calidad de vida no se ampararan adecuadamente y aquellos con peor calidad recibieran menos beneficios y protección; 3) también porque los médicos y enfermeros/as pudieran verse impelidos a una menor atención a los enfermos terminales; 4) igualmente porque se pudieran deteriorar las relaciones médico-paciente en la etapa terminal de la vida; 5) también porque esta propuesta pudiera conducir a una devaluación de la vida humana; 6) igualmente porque pudiera favorecer el  incremento de índices de suicidio  en la población; 7) y finalmente, aquellos expertos que han seguido la evolución de este  tema en Holanda, están preocupados porque la  aprobación del suicidio asistido pudiera  favorecer no solo la eutanasia voluntaria, sino también la involuntaria, esta última doblemente negativa desde un punto de vista ético (Steven Erterl, LfeNews.com, 16/10/12).

Suicidios entre los veteranos de guerra.

Según se comenta en JAMA (309; 973, 2013) un informe del “Departamento of Veterans Affairs (VA)” de Estados Unidos, que recoge datos de 21 estados de la Unión de 147.763 suicidios que se dieron entre 2009 y 2012, 27.062 (18.3%) correspondieron a veteranos de guerra y de ellos dos tercios tenían 50 a más años. Este informe hecho público el 1 de febrero de 2012, es el primero que incluye datos sobre veteranos de guerra.

Se legaliza el suicidio asistido en Vermont.

La semana del 13 al 19 de mayo de este 2013 el estado norteamericano de Vermont aprobó el uso del suicidio asistido, por lo que es el tercero, tras Oregón y Washingtonque, toma esta decisión. En Europa está legalizado desde hace diez años en Holanda y Bélgica.

Suicidio asistido en la clínica suiza Dignitas.

Dos personas, una mujer de 65 años y su hijo de 25, han sido arrestadas e interrogadas por la policía inglesa porque estaban planeando llevar a un familiar, un hombre de 71 años, a la clínica suiza Dignitas para que terminaran con su vida, utilizando el suicidio asistido que es legal en Suiza, porque padecía una demencia. En la pasada década una media de 20 personas al año se desplazaron desde el Reino Unido a la clínica suiza Dignitas para terminar con sus vidas por medio del suicidio asistido (British Medical Journal doi: 10.1136/bmj.f5205, Published 20-VIII-2013).

Hans Küng se plantea su suicidio asistido.

«El teólogo disidente Hans Küng se plantea su propio suicidio asistido ante la progresión de la enfermedad de párkinson que sufre y el temor a perder pronto y completamente la visión” (Paraula 24-XI-2013).

27.3.3 Problemas biomédicos que plantea

27.3.4 Regulación legal.

27.3.5 Problemas sociales que plantea.

27.3.6 Valoración ética.