El pasado mes de febrero, Reem Alsalem, relatora especial de la ONU, especialista en acción humanitaria y consultora independiente sobre violencia contra la mujer, declaró al diario “El Mundo” que “le parece una contradicción que se defienda que el matrimonio con niños es violación porque no tienen edad para esa decisión, o que no se pueda votar hasta los 18 años en muchos países, ni conducir ni beber, pero en cambio aceptemos bajar la edad para brindar abiertamente a los menores la posibilidad legal de imprimir cambios permanentes en sus cuerpos”.
La referente a nivel mundial en la lucha global contra la discriminación femenina afirmó que “no estoy diciendo que no haya casos donde, tras muchas consultas con psicólogos y médicos, se acredite una disforia de género por la que una persona realmente necesita un cambio de identidad de género, incluso tratamiento médico o cirugía. Pero hay que ir caso por caso. Abrir esta puerta sin ninguna restricción a los niños me parece precipitado. No estamos diciendo que la disforia sea un desorden mental, pero las personas que quieren transicionar tienen derecho a recibir apoyo profesional, porque tendrán necesidades médicas específicas. Y también porque en algunos casos su situación se solucionará con una transición, pero en otros el deseo de transicionar obedece a razones distintas que tienen confundida a esa persona. Es muy peligroso”.
Información descentralizada
El trabajo de Alsalem consiste en poner fin a la violencia contra las mujeres y niñas a través de diferentes herramientas como por ejemplo la atención a las organizaciones de la sociedad civil o a colectivos devíctimas que se ponen en contacto con ella para manifestar sus preocupaciones ante, por ejemplo, un proyecto de ley, facilitando así la existencia de un diálogo con el gobierno.
Además, la consultora realiza visitas oficiales con la aprobación de los gobiernos de los países implicados, para conocer las situaciones de vulnerabilidad que pueden sufrir las mujeres en los diferentes ambientes. Tras la valoración, elabora un informe que es enviado al Consejo de Derechos Humanos.
Por poner un ejemplo, Alsalem elaboró una carta al Gobierno escocés que ayudó a paralizar la salida de una norma parecida a la Ley Trans de Podemos y PSOE. “Lo que sucedió en Escocia puede ser relevante para otros países que tienen legislaciones de autoidentificación de género, como España. La información está descentralizada y los gobiernos que han llevado a cabo este tipo de leyes no han dispuesto mecanismos para estudiar su impacto”.
Un enfoque único
En la entrevista al diario El Mundo, la especialista advierte sobre la necesidad de recoger los testimonios de todos los afectados por este tipo de leyes. “Una de las alegaciones en el caso escocés es que el Gobierno no quiso reunirse a tiempo con todos los involucrados, empezando por las mujeres detransicionadas, las que se arrepintieron”.
Alsalem advierte acerca del enfoque único que se está realizando sobre un solo grupo de mujeres, las mujeres trans, olvidando otros grupos tales como mujeres migrantes, discapacitadas o de edad avanzada, las cuales no son menos importantes que las anteriores: “que las mujeres trans sean el grupo más vulnerable en algunos países no significa que lo sea en todos. Incluso si fuera así, no podemos olvidar a los otros grupos de mujeres en una situación de vulnerabilidad de los cuales nadie habla”.
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