Se prepara un nuevo mensaje
El pasado mes de marzo, un equipo de investigación multinacional liderado por Jonathan Jiang, perteneciente a un laboratorio de la NASA, propuso enviar un nuevo mensaje destinado a contactar con extraterrestres. En un escrito publicado en arXiv.org que titulan “Faro en la Galaxia”[1], detallan el contenido del mensaje y el punto de la galaxia al que dirigirlo, así como el mejor momento para su envío. La posibilidad de entendimiento con seres que hayan podido evolucionar de forma muy diferente al ser humano mediante cualquier tipo de lenguaje se da por descartada. Pero sí podemos confiar en un intercambio de información científica, ya que las leyes físicas son las mismas en todo el universo. El mensaje, conocido por su abreviatura BITG (Beacon in the Galaxy), es prácticamente una actualización del mensaje de Arecibo enviado en 1974. Redactado en código binario, unos y ceros, contiene números primos y operadores matemáticos, la bioquímica de la vida, formas humanas, la ubicación de la Tierra y una marca de tiempo. También incluye una dirección de retorno que permita a cualquier escuchante alienígena poder contestar.
Está previsto enviarlo desde el radiotelescopio más grande del mundo, en China, en algún momento de 2023. El telescopio, con un diámetro de 500 metros, emitirá una serie de pulsos de radio sobre una amplia franja de cielo. Estos pulsos de encendido y apagado son como los “1” y “0” de la información digital. Se dirigirá hacia un grupo de millones de estrellas cerca del centro de la Vía Láctea, entre 10.000 y 20.000 años luz de la Tierra. Si bien esto amplía el número de extraterrestres potenciales a los que alcanzará el mensaje, al mismo tiempo significa que pasarán decenas de miles de años antes de que la Tierra pueda obtener una respuesta.
Contactar extraterrestres
La especulación sobre la vida extraterrestre es tan antigua como la filosofía. Ya Aristóteles sostenía que la Luna estaba habitada. Y todavía en 1941 se creía en la existencia de marcianos. La curiosidad humana ha llevado a múltiples propuestas de contactar con alienígenas. En 1820, el matemático Karl Gauss propuso construir diagramas geométricos de enormes dimensiones mediante la plantación de arbolado de gran porte, para dibujar el contorno de un triángulo pitagórico y tres cuadrados que cubrían una distancia de veinte millas, como un medio de alertar a los selenitas, los habitantes de la Luna[2]. El avance de la ciencia ha ido descartando la existencia primero de selenitas, después de marcianos y poco a poco alejando la posibilidad de cualquier tipo de vida inteligente hasta distancias cada vez mayores; pero no ha conseguido apagar el anhelo del hombre a seguir intentando contactar con seres inteligentes.
En 1972, la NASA lanzó la nave espacial Pioneer 10 hacia Júpiter con una placa que contenía el dibujo de un hombre y una mujer y símbolos que mostraban la procedencia de la nave; en 1977 se realizó un nuevo envío con la nave espacial Voyager 1[3]. Estas naves espaciales, así como sus gemelas, la Pioneer 11 y la Voyager 2, ya han abandonado el sistema solar; pero en la inmensidad del espacio, las probabilidades de que alguien encuentre estos o cualquier otro objeto físico son increíblemente minúsculas.
El intento que ahora se proyecta es una copia del mensaje que se transmitió por primera vez el 16 de noviembre de 1974 desde el Observatorio de Arecibo, en Puerto Rico, mejorando y actualizando algunos puntos. Fue una señal de tres minutos dirigida a la constelación M-13, que se encuentra a 24.000 años luz de distancia, y que ha pasado a la posteridad como el mensaje de Arecibo.
La paradoja de Fermi
La búsqueda de vida extraterrestre ha estado muy viva en los últimos setenta años, empleando telescopios cada vez más potentes y técnicas de extracción de datos automatizadas. El cielo permanece mudo en este aspecto y por ello seguimos haciéndonos la misma pregunta que en 1950 planteó de forma retórica Enrico Fermi: “¿Dónde están?”. Una pregunta pertinente, ya que la noción de que deben existir múltiples civilizaciones de seres inteligentes en el universo, incluso en nuestra propia galaxia, se fundamenta en dos ideas.
La primera sería que la aparición de la vida en la Tierra, como muchos científicos afirman, es un hecho inevitable: dadas unas condiciones semejantes se debería de repetir. Esta fue la contestación del influyente físico y divulgador Carl Sagan al biólogo Ernst Mayr: “el origen de la vida debe ser una circunstancia altamente probable; ¡tan pronto como las condiciones lo permitan, salta!”.
La segunda sería la evidencia, que se ha visto reforzada en los últimos años, de que el universo observable contiene una gran cantidad de sistemas solares, muchos de ellos con planetas similares a la Tierra, al menos en el sentido de tener una masa y una temperatura semejantes. Y también sabemos que muchos de estos sistemas solares son mucho más antiguos que el nuestro, de forma que podrían llevar una ventaja evolutiva de miles de millones de años.
Y la razón por la que deberían hacerse visibles parte de la hipótesis de que cualquier civilización avanzada debe plantearse como objetivo la colonización del espacio, tal y como sugirió Hart en su artículo “Una explicación para la ausencia de extraterrestres en la Tierra”, publicado en 1975[4]. Desde entonces se han propuesto diferentes mecanismos mediante los que una especie inteligente podría colonizar el espacio. La más plausible sería mediante las llamadas “sondas von Neumann”, naves espaciales autorreplicantes no tripuladas, controladas por inteligencia artificial, capaces de realizar viajes interestelares. Una sonda aterrizaría en un planeta o un asteroide, donde extraería materias primas para crear múltiples réplicas de sí misma. Estas réplicas permitirían continuar la colonización en todas direcciones. Nuestra galaxia tiene unos 100.000 millones de años luz de diámetro. Si una sonda fuera capaz de viajar a una décima parte de la velocidad de la luz, todos los planetas de la galaxia podrían ser colonizados en un par de millones de años[5]. Poco tiempo en términos del universo.
El gran silencio
Había que buscar una explicación a esta paradoja, una inevitabilidad de generación de vida en la Tierra, muchos planetas con condiciones similares adecuadas y una tendencia o necesidad de las civilizaciones avanzadas de la colonización del espacio. Frente a ello, un cielo nocturno tranquilo y silencioso.
La explicación más aceptable que se propone es la existencia de un Gran Filtro[6] en alguna de las etapas de la evolución hacia una civilización inteligente, que la haga extremadamente improbable. La biología evolutiva, por el momento, no nos permite calcular a partir de primeros principios cuán probable o improbable fue la evolución de la vida inteligente en la Tierra. Lo que sí sabemos es que la vida en nuestro planeta en sus 4500 millones de años de existencia se ha generado una sola vez: todos los seres vivientes, desde las bacterias al ser humano, tenemos el mismo origen, y la vida inteligente también se ha originado una única vez. También sabemos que en la evolución desde la materia inerte a la vida inteligente existen diferentes pasos críticos, y al menos uno de estos pasos debe ser altamente improbable. Es lo que se define como el Gran Filtro, que convierte la existencia de civilizaciones inteligentes en algo altamente improbable. La respuesta a la pregunta de Fermi (“¿Dónde están?”) sería simple: “No están”.
¿Estamos solos?
Pasados más de sesenta años desde que Cocconi y Morrison (1959) señalaron por primera vez la posibilidad de buscar extraterrestres en el espectro de microondas[7], el cielo permanece silencioso sin ningún signo de vida inteligente y sigue sin respuesta la existencia de la vida simple o compleja más allá de la Tierra, por lo que cabe preguntarse qué sentido tiene acometer empresas como la que se propone el equipo de Jonathan Jiang. La respuesta pudo darla dos siglos atrás el gran naturalista y geógrafo Alexander von Humboldt cuando afirmó que “la cosmovisión más peligrosa es la cosmovisión de aquellos que no han visto el mundo”[8]. No se puede afirmar que haya existido una muestra estadísticamente representativa de búsquedas y de momento estamos ante un problema indeterminado. Hay que seguir buscando. Debemos conocer a fondo todo lo relativo al universo y averiguar si estamos solos no es lo menos importante. Además, somos conscientes de que la investigación espacial en general traerá, sin duda, beneficios, muchos de los cuales serán impredecibles, con consecuencias que afectarán a otras ramas de la vida. La astrobiología es esencialmente multidisciplinaria y en ella se entremezclan la astronomía, las ciencias cognitivas y de la vida, la geología y la ciencia planetaria, junto a la teoría de la comunicación, la computación bioneuronal, el aprendizaje automático y el análisis de big data. Y también la ética, ya que está abierto el debate de si es pertinente enviar mensajes al espacio o simplemente escuchar; es conocida la opinión del influyente físico Stephen Hawking, que habló abiertamente sobre el peligro de contactar extraterrestres con tecnología superior. Argumentó que podrían ser malignos y, si se les da la ubicación de la Tierra, podrían destruir a la humanidad[9].
Un proyecto que invita a la reflexión
Este proyecto nos invita a meditar sobre la inmensidad del universo. El tratar con valores del tiempo y el espacio que superan tan ampliamente la dimensión material del ser humano puede inducirnos a la insignificancia. Pero frente al vértigo que parece invadirnos al contemplar la inmensidad del universo, debemos afirmar la importancia de la humanidad a la que pertenecemos, conscientes de que la vida inteligente es la única fuente de valor.
Manuel Ribes
Observatorio de Bioética
Instituto Ciencias de la Vida
Universidad Católica de Valencia
[1] Jonathan H. Jiang et al. A Beacon in the Galaxy: Updated Arecibo Message for Potential FAST and SETI Projects 2022 https://arxiv.org/ftp/arxiv/papers/2203/2203.04288.pdf
[2] David Lamb The search for extraterrestrial intelligence 2001 SBN 0-203-99174-5
[3] Chris Impey Blasting out Earth’s location with the hope of reaching aliens is a controversial idea – two teams of scientists are doing it anyway 2022 https://theconversation.com/blasting-out-earths-location-with-the-hope-of-reaching-aliens-is-a-controversial-idea-two-teams-of-scientists-are-doing-it-anyway-182036
[4] Michael H. Hart An explanation for the absence of extraterrestrials on Earth, 1975 Quarterly Journal of the Royal Astronomical Society, 16:128-135.
[5] Nick Bostrom Where are they? 2008 http://www.nickbostrom.com/extraterrestrial.pdf
[6] Robin Hanson The Great Filter – Are We Almost Past It? 1998 https://mason.gmu.edu/~rhanson/greatfilter.html
[7] Nathalie A. Cabrol Alien Mindscapes—A Perspective on the Search for Extraterrestrial Intelligence Article in Astrobiology · July 2016 DOI: 10.1089/ast.2016.1536
[8] Mike Gasparovic The Genius Of Alexander Von Humboldt, Latin America’s “Second Columbus” 2017 https://www.savacations.com/genius-alexander-von-humboldt-latin-americas-second-columbus/
[9] Chris Impey Blasting out Earth’s location with the hope of reaching aliens is a controversial idea – two teams of scientists are doing it anyway 2022 https://theconversation.com/blasting-out-earths-location-with-the-hope-of-reaching-aliens-is-a-controversial-idea-two-teams-of-scientists-are-doing-it-anyway-182036