Los autores de un trabajo publicado en la revista Health Services Research and Managerial Epidemiology, afirman que existe una brecha «significativa» en los informes del gobierno federal de Estados Unidos sobre las complicaciones de las píldoras abortivas, lo que genera dudas sobre si los funcionarios fueron informados cuando se desreguló su uso en diciembre.

Ese mes, la agencia Norteamérica reguladora de la autorización de los medicamentos, la Food and Drug Administration (FDA), facilitó datos de informes de efectos adversos (EA) en la píldora abortiva, a base de mifepristona, sola o combinada con misoprostol, para justificar su decisión de eliminar el requisito de recoger en persona el medicamento.

Pero un grupo de médicos de la Asociación Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos Pro-Vida (AAPLOG) ha declarado que los datos muestran una «discrepancia significativa» entre los datos de la FDA y los informes de las fuentes que informan sobre ellos.

Determinar la exactitud de la información suministrada por la FDA es relativamente difícil, ya que requiere comparar los propios datos de la agencia con los de las entidades privadas. La FDA se basa en los informes de efectos adversos de Danco Laboratories, que fabrica la píldora abortiva y utiliza la información de Planned Parenthood.

Los investigadores, que pudieron comparar los datos de 2009-2010 del sistema de información de la web de la FDA con los informes reales de EA obtenidos a través de la Ley de libertad de información y los aportados en un estudio realizado por Kelly Cleland y otros, (que utilizaron datos de Planned Parenthood), se dieron cuenta de que existían diferencias significativas en la cantidad de EA totales para los abortos con mifepristona del periodo 2009-2010 identificados por Planned Parenthood y los del Sistema de Notificación de Eventos Adversos de la FDA (FAERS). En este sentido, la confiabilidad de FAERS para evaluar la seguridad o la eficacia de los abortos con mifepristona se pone en duda.

El Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos (ACOG) ha respaldado la desregulación del uso de la mifepristona y ha criticado el estudio alegando que el aborto con medicamentos es seguro y eficaz y que presenta riesgos similares a otros procedimientos médicos comunes. El ACOG apoya la reciente eliminación por parte de la FDA de las restricciones específicas sobre la mifepristona, alegando que el nuevo estudio tiene errores, pero sin especificar cuáles son.

Esta no es la primera vez que los datos de la FDA están bajo escrutinio por su poco rigor, dado que su informe de eventos adversos sólo cubre las muertes y se basa en los informes de los fabricantes.

Un estudio del Instituto Charlotte Lozier contra el aborto ha analizado los datos de Medicaid, llegando a la conclusión de que los ingresos en urgencias aumentaron en el caso del aborto químico a un ritmo más rápido que para los procedimientos quirúrgicos. Este aumento se cifra en un 507 %, pasando del 8,5 al 51,7 por 1000 entre 2002 y 2015, frente al caso de los abortos quirúrgicos, que aumentaron un 315 %.

Valoración bioética

Tres son las cuestiones que deben analizarse en la valoración bioética de este hecho:

  • Primero, la tendencia liberalizadora en la administración de un medicamento abortivo, destinado a provocar la muerte de embriones humanos en las primeras fases de embarazo, supone dificultar las posibilidades de control clínico y farmacoterapéutico, fomentando, mediante la facilidad para su obtención y ausencia de controles, situaciones de riesgo para la salud de la mujer.
  • Segundo, la pretendida desregulación que promueve la ACOG reduce las posibilidades de que la mujer que se plantea abortar reciba información sobre sus riesgos, posibles secuelas y alternativas.
  • Y tercero, los sesgos detectados en el manejo de la información por parte de agencias del prestigio de la FDA, que parecen recoger exclusivamente datos de fuentes favorables a la extensión de las prácticas abortivas, suponen un atentado contra el ejercicio de la autonomía del paciente, que requiere que la información suministrada sea rigurosa, veraz, completa y actualizada, sin la cual no es posible adoptar decisiones libres (Ver más). 

 

 

 

 

Ester Bosch

Observatorio de Bioética

Instituto Ciencias de la Vida

Universidad Católica de Valencia