El pasado 9 de noviembre, el Diario el País publicó la noticia de la demanda interpuesta por una mujer a la que se le implantó un embrión equivocado. En dicha noticia se comentan los perjuicios ocasionados a las madres a la que se les implantó por error el embrión de otra pareja. Ambas mujeres gestaron, amamantaron y cuidaron a un bebé que no era el suyo, y meses después tuvieron que intercambiarlo, lo que, evidentemente, supuso un duro golpe para las familias. No obstante, desde el Observatorio de Bioética ponemos de nuevo el énfasis en los derechos de los niños generados por fecundación in vitro, niños que una vez más son expuestos a sufrir las consecuencias derivadas de estas técnicas, sobre las que hemos publicado ya varios informes (ver más). El error al que nos referimos en este artículo, es una desgraciada consecuencia de las técnicas de reproducción asistida, donde el concebido lo es fuera del cuerpo de su madre. Las evidencias científicas disponibles son rotundas en cuanto a establecer la importancia de la relación materno-fetal durante el embarazo, que en este caso se vería alterada, dado que las madres gestantes no serían las progenitoras genéticas, al igual que ocurre en los casos de gestación subrogada. Otras consecuencias no menos graves para los bebés víctimas de este supuesto error, podrían ser las derivadas de la interacción genética materno fetal observada durante el embarazo, tal como hemos recogido anteriormente en nuestro Observatorio (ver AQUÍ).
Si hicieran pruebas de ADN a los recién nacidos de estas gestaciones veterinarias, muy pocos niños las pasarían. Es habitual que entre las futuras gestantes se jacten de donar los que sobran.