Los trasplantes de órganos de animales a humanos, plantean importantes problemas bioéticos que conviene conocer, aunque es indudable que disponer de los mismos podría suponer una solución al creciente problema de falta de órganos.
Por primera vez se ha trasplantado con éxito un riñón de cerdo a una mujer en muerte cerebral (ver AQUÍ). Se trata de una operación prometedora, ya que su objetivo final es poder utilizar órganos de animales en humanos para futuros trasplantes, dada la escasez de órganos humanos y el gran número de personas que necesitan uno.
La operación tuvo lugar el 25 de septiembre en el Centro Médico Langone de Nueva York, la realizó el doctor Robert Montgomery y fue un éxito, dado que el riñón funcionó correctamente con autonomía durante 54 horas.
Para poder realizar el trasplante de riñón de cerdo a humano se modificó genéticamente al cerdo para que su órgano no causara rechazo a la persona receptora y luego se le trasplantó tanto el riñón como la glándula timo del cerdo, que produce células blancas que luchan contra las infecciones, para así evitar el rechazo.
Se trata de un paso importante, ya que, como recuerda el fundador de la Organización Nacional de Trasplantes de España, Rafael Matesanz, “en las experiencias de hombre a mono desarrolladas en los noventa se evitó el rechazo inmediato, pero no el de unas semanas después”.
En la pionera operación que estamos comentando, la mujer receptora se encontraba en muerte cerebral y había sufrido un fallo renal. Al implantársele el riñón de cerdo y retirarle el soporte vital, la orina comenzó a salir en cuanto su sangre fluyó por el órgano recién trasplantado.
En estos momentos, dada la carencia de órganos humanos disponibles por la reducción de accidentes de tráfico, solamente se realizan un 10% de los trasplantes necesarios, por lo que disponer de órganos de animales podría suponer una solución a este problema, pero también plantearía importantes problemas bioéticos, ya que, como comenta Matesanz “ofrecer un riñón de cerdo a una persona está manifiestamente por debajo del estándar. Los comités éticos se lo van a pensar cinco veces”.
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