La Sociedad Internacional para la Investigación con Células Madre (ISSCR, por sus siglas en inglés), principal organización mundial dedicada a la investigación con células madre, ha actualizado sus pautas recomendadas, abogando por una mayor permisibilidad en este tipo de investigaciones, que incluiría permitir el cultivo de embriones humanos in vitro más allá de los 14 días, lo que actualmente está prohibido. Otros cambios en estas directrices para la investigación con células madre incluyen recomendaciones para el uso de modelos de embrioides humanos, gametos artificiales (ver más AQUÍ) y quimeras humano-animales (Ver más).

Desde la anterior actualización de la guía, en 2016, se han logrado avances técnicos importantes en el campo de la investigación con células madre, por ejemplo, la posibilidad de cultivar modelos de embriones humanos derivados de células madre embrionarias, los llamados embrioides, la reciente obtención de embriones quiméricos de mono-humano o el perfeccionamiento de los organoides en cultivo. Estos avances han hecho necesaria la actualización de las pautas de la ISSCR para adaptarse a la realidad de los laboratorios que trabajan en estas áreas de investigación.

Contenido de la Guía de la ISSCR

La guía propone un sistema de categorización de las investigaciones con células madre en tres niveles:

– Nivel 1. Investigaciones exentas de revisión bajo un proceso de supervisión especializado

En este nivel se han incluido el cultivo de organoides, el cultivo exclusivamente in vitro de embriones quiméricos humano-animales, la derivación de gametos a partir de células madre sin fertilización posterior y la obtención de modelos embrioides humanos que no contienen todos los componentes necesarios para el desarrollo normal.

– Nivel 2. Investigaciones revisadas bajo un proceso de supervisión especializado

La transferencia de embriones quiméricos humano-animales a un útero no humano (sin incluir el de un simio), el cultivo o manipulación de cualquier embrión humano real, incluyendo la modificación genética, la aplicación clínica de las técnicas de reemplazo mitocondrial y el cultivo de modelos embrioides que puedan desarrollarse como un embrión, se consideran investigaciones que requieren una supervisión especializada.

– Nivel 3. Investigaciones no permitidas

Se prohíbe el uso de gametos derivados de células madre para la reproducción humana, la transferencia de embriones quiméricos humano-animales o embrioides a úteros humanos o simios, la edición genética heredable, la clonación humana terapéutica y la transferencia de embriones humanos (cualquiera que sea su origen) a úteros animales.

La ISSCR ha eliminado el límite de 14 días para cultivar embriones humanos, una restricción que hasta ahora era ampliamente aceptada, frecuentemente requerida por ley, como es el caso de España.

Implicaciones de la guía de la ISSCR

Estas guías no son una ley, sino solo recomendaciones, pero las instituciones, los organismos de financiación y las revistas pueden utilizarlas y de hecho las utilizan para establecer estándares para el trabajo que permiten, financian y publican, explica la bioeticista Josephine Johnston del Hastings Center. (Fuente: The Scientist).

Para muchos países, el hecho de que la ISSCR ya no considere el cultivo de embriones humanos más allá de los 14 días como inadmisible no cambiará las reglas de investigación, pues por ley sí está prohibido, como ocurre en España o en Reino Unido. Pero en países sin tales leyes, como los EE. UU., donde las leyes sobre la investigación con células madre humanas se aplican solo a las financiadas por los Institutos Nacionales de Salud, esta alteración de las pautas puede ser «mucho, mucho más impactante», dice Johnston. “[Si] lo que se ha seguido hasta ahora son las pautas de la ISSCR”, dice, entonces, “predigo que veremos instituciones estadounidenses que permitan la investigación más allá de los catorce días ahora”. (Fuente: The Scientist).

Valoración ética

Sobre las diferentes investigaciones categorizadas en la guía ya hemos escrito ampliamente en nuestro Observatorio, por lo que centramos este artículo en la cuestión referente al tiempo de cultivo de embriones. A partir del día 14 de la vida humanaClonación: En los últimos meses diversos artículos han sido publicados reportando experiencias de edición genética sobre embriones humanos. embrionaria, y hasta el día 28, tiene lugar el importante proceso llamado gastrulación, en el que el embrión desarrolla las 3 capas celulares que darán lugar a los diferentes órganos y tejidos del individuo. Por ese motivo, durante un tiempo se le denominó “pre-embrión” al embrión de menos de 14 días, aunque posteriormente se ha desestimado el uso del término por carecer de sentido biológico (la vida del embrión comienza, sin lugar a dudas, en la fecundación). En cualquier caso, en aras de contener la opinión pública respecto a la investigación con embriones humanos, se adoptó la regla de los 14 días. Esta norma «hizo mucho trabajo político para la investigación con embriones», argumenta Johnston, «porque decía a los responsables políticos y al público: ‘No estamos libres de restricciones. Tenemos líneas que no cruzaremos’».

Sin embargo, lo cierto es que no era posible técnicamente superar ese tiempo de cultivo embrionario in vitro, pues los embriones no prosperaban tanto tiempo sin ser implantados en el útero materno. Desde hace poco, en cambio, esto sí que se plantea como una posibilidad factible, dado que los avances técnicos han permitido cultivar embriones de mono por más tiempo (20 días). Es por ello que recientemente distintos científicos han comenzado a cuestionar la idoneidad del límite de los 14 días y ahora la ISSCR se une a esta causa. Así, en su recomendación 2.2.2.1 expone:

“Dados los avances en el cultivo de embriones humanos y el potencial de dicha investigación para producir conocimientos beneficiosos que promuevan la salud y el bienestar humanos, la ISSCR pide que las academias nacionales de ciencia, las sociedades académicas, los patrocinadores y los reguladores lideren las conversaciones públicas sobre la importancia científica, así como las cuestiones sociales y éticas que surgen al permitir dicha investigación. Si se logra un amplio apoyo público dentro de una jurisdicción, y si las políticas y regulaciones locales lo permiten, un proceso de supervisión científica y ética especializado podría sopesar si los objetivos científicos necesitan y justifican el tiempo en cultivo más allá de los 14 días, asegurando que solo un número mínimo de embriones se utilizan para lograr los objetivos de la investigación”.

A Johnston le preocupa que ahora, sin un límite recomendado, la confianza del público en la investigación embrionaria pueda verse erosionada. “En lugar de eliminar el límite, sería mejor establecer uno nuevo, ya sea un límite de tiempo más largo o biológico. Suponiendo que ir más allá de los 14 días esté científicamente justificado, mantener algún tipo de límite sería una señal de responsabilidad, moderación y respeto por esta forma temprana de vida humana.” (Fuente: The Scientist).

Así, podemos observar como la discusión bioética en este campo se desarrolla en términos marcadamente utilitaristas, pues se justifica la investigación con embriones humanos en base a los beneficios potenciales, y obviando cualquier tipo de consideración antropológica, se aboga por el establecimiento de límites únicamente con el objetivo de no despertar la opinión pública en contra de estas investigaciones.

A nuestro juicio, desde el momento en que se obvia la dignidad del embrión humano, realmente el debate en cuanto al número de embriones permitidos, el tiempo de cultivo máximo o la justificación en base a beneficios esperados se torna totalmente arbitrario, dando lugar efectivamente a una diversidad de propuestas sin una fundamentación robusta. En cambio, el reconocimiento del estatus moral del embrión humano como persona desde su concepción, conduce con contundencia a la conclusión de que su uso como modelo experimental es éticamente inadmisible siempre, y toda discusión utilitarista al respecto queda totalmente fuera de lugar.

 

Lucía Gómez-Tatay

Observatorio de Bioética

Instituto Ciencias de la Vida

Universidad Católica de Valencia