Según se comenta en un artículo del New England Journal of Medicine, firmado por un grupo de expertos de la OMS, la puesta a punto y uso de las primeras vacunas contra la COVID-19  puede complicar, por razones éticas, el uso de placebos en los futuros ensayos clínicos, pues una vez que existan vacunas disponibles, será más dificultoso promover ensayos que requieran grupos a los que se les administra un placebo, pues, de alguna forma, es dejar a un grupo de población sin la vacuna, cuando ésta está disponible. Por ello, parece necesario promover otras alternativas, como puede ser comparar la incidencia de la COVID-19 en la población general con la población vacunada o también, como se sugiere en Science, seguir utilizando los grupos placebo, si se garantiza que las personas incluidas en ellos recibirán una vacuna efectiva, una vez que se haya terminado su participación en el ensayo clínico. Por ello, los autores concluyen que puede ser una conducta ética continuar con los ensayos clínicos con placebo para el desarrollo de vacunas contra la COVID-19, aún después de disponer de vacunas eficaces.