Los hogares, los centros de trabajo y los centros educativos son los lugares donde más se transmite la infección por el SARS-CoV-2. Los hogares son la causa del 15% al 22% de las infecciones.
Ahora que prácticamente hace un año del inicio de la pandemia por la COVID- 19 en China, el número de afectados sigue aumentando, habiendo alcanzado, con fecha 1 de enero de 2021, más de 83,6 millones.
Parece que los hogares, los centros de trabajo y los centros educativos son los lugares en donde más se transmite la infección por este virus. Sobre todo, los hogares. Esto ya se constató en China desde los primeros momentos.
Aunque los niños y los jóvenes son menos propicios a desarrollar una enfermedad grave por la COVID- 19 que los adultos, su capacidad de transmisión del SARS-CoV-2 en los hogares está muy bien caracterizada, por lo que seguir profundizando en cómo funciona esta vía de contagio parece fundamental para prevenir la transmisión de la infección.
En un metaanálisis realizado en 2020 se comprueba que la infección en los hogares es la causa del 15% al 22% de las infecciones por el SARS-CoV-2 (cita 3 del artículo que estamos comentando). Un aspecto que parece de interés en relación con dicha infección es que al parecer la transmisibilidad del virus está inversamente relacionada con el tamaño de la vivienda.
Adicionalmente a todo ello, en un trabajo que se ha publicado en The Lancet con fecha 18 de enero de 2021 (enlace) se evalúa el contagio en los hogares por este coronavirus, a partir de datos obtenidos en Wuhan, que como se sabe fue el primer epicentro de la pandemia y que incluyó el 80% de los casos confirmados en China de esta enfermedad.
En el estudio en cuestión se evalúan 29578 casos cuyo origen al parecer fue una contaminación hogareña, estimándose que el porcentaje de transmisión fue del 15.6%, y asumiendo que el periodo de incubación fue de 5 días y que el pico de infección más alto se dio a los 22 días. En este trabajo se confirma que las personas que viven en el hogar de 60 años o más fueron las que tuvieron mayor riesgo de infección. También se confirma que los niños de 0 a 1 años tenían más facilidad para contagiarse que los niños de 2 a 5 años o los de 6 a 12 años.
Los autores concluyen que la contagiosidad en los hogares de niños y adolescentes es baja, pero su capacidad e infectar a los adultos es objetiva. Según los autores, las implicaciones que estos resultados pueden tener para conocer mejor como se produce la infección por el SARS Cov-2 puede ser decisiva para controlar la epidemia, especialmente si se plantean acciones drásticas para bloquear la transmisión hogareña.
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