Personas que no han manifestado síntomas clínicos y que no fueron hospitalizados tras infectarse por Covid-19, puede desarrollar más tarde una enfermedad prolongada y síntomas persistentes. Del 10 al 15% de las personas que se han infectado, progresan hasta desarrollar una enfermedad grave y alrededor del 5% pueden llegar a una situación clínica muy comprometida.

 

Con fecha 9 de septiembre se publicó un amplio informe de la Organización Mundial de la Salud, por boca de su director, Tedros Adhanom Ghebreyesus, titulado Lo que nosotros conocemos acerca de los efectos a largo plazo de la Covid-19. Lo último sobre la situación global de la Covid-19 y las secuelas a largo plazo”.

En él se refieren, en primer lugar, a aspectos estadísticos concretos sobre la situación global de la pandemia en el mundo, afirmando que hasta el pasado 6 de septiembre se habían producido más de 26 millones de casos y más de 870.000 muertes.

También se dice que en relación con los aspectos clínicos, la mayoría de los pacientes con Covid-19 sufren débiles o moderados síntomas clínicos, pero aproximadamente del 10 al 15% de los casos progresan hasta desarrollar una enfermedad grave y alrededor del 5% pueden llegar a una situación clínica muy comprometida. Generalmente, la mayor parte de las personas afectadas por la Covid-19 se recuperan en un periodo de 2 a 6 semanas. Pero algunos de ellos, pueden recurrir a las semanas o meses de haber finalizado la recuperación inicial. Esto puede suceder también en personas con ligeros síntomas clínicos, aunque es importante resaltar que esas personas no pueden contagiar a otras durante ese tiempo.

Sin embargo, algunos pacientes pueden desarrollar complicaciones clínicas, que pueden ser importantes. Pero a nuestro juicio, lo que suscita mayor interés es que, según los autores, se conoce poco acerca del curso clínico de los pacientes con la Covid-19 que han padecido síntomas clínicos leves, pues según una encuesta telefónica a pacientes adultos infectados por la SARS-CoV-2, el 35% de ellos no vuelven a su estado de salud inicial hasta dos o tres semanas después de haber dado positivo al PCR. También que entre los pacientes de 18 a 34 años, con buen estado de salud, el 20% manifiestan que los síntomas clínicos se prolongaron más tiempo, siendo los problemas más frecuentes presión sanguínea elevada, obesidad y trastornos mentales.

También se  comenta en dicho Informe, que otro estudio muestra que puede haber persistente y significativa dificultad para el ejercicio físico y problemas de salud en los que han padecido el SARS-CoV-2, 24 meses después de la infección.

Pero a nuestro juicio, lo más destacable de este Informe es que, incluso en jóvenes adultos y en personas que no han manifestado síntomas clínicos y que no fueron hospitalizados, la Covid-19 puede dar lugar a una enfermedad prolongada y a síntomas persistentes, aunque naturalmente es todavía mucho lo que permanece desconocido sobre todo ello.

Finalmente, y abundando en los efectos a largo plazo que pueden tener las personas que han padecido la infección por SARS-CoV-2, se hace referencia a que los sistemas y órganos del cuerpo  más afectados pueden ser: a) el corazón, pudiéndose dañar el músculo cardiaco, lo que puede y conducir a un fallo cardiaco; b) también que se puedan afectar los pulmones, lo que puede condicionar una fatiga persistente; c) Igualmente se puede dañar el cerebro y sistema nervioso, lo que puede provocar una disminución de la sensibilidad para oler, (anosmia), accidentes tromboembólicos y embolismo pulmonar; d) Igualmente se pueden dar fallos del sistema cognitivo (memoria y concentración); e) también alteraciones mentales, que se pueden manifestar por ansiedad, depresión, estrés-post traumático y trastornos del sueño y f)  finalmente se afirma que también se puede alterar la musculatura esquelética, lo que se puede ocasionar manifestar por dolor y fatiga.

Nos parece que todo lo comentado puede ser de importancia, y tiene interés conocerlo para estimular la lucha contra la infección contra el SARS-CoV-2, pues en la medida de lo posible, hay que evitar la infección por virus que, aunque en la mayoría de las veces no da síntomas clínicos graves, puede dejar secuelas a largo plazo.