Promover la dignidad de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural es una de las principales prioridades de la administración del presidente Trump.

Desde que el año pasado el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos publicara una declaración sobre la limitación de fondos de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) a aquellas investigaciones que utilizaran tejidos fetales provenientes de abortos inducidos, las críticas no han dejado de llover por parte de aquellos cuyas investigaciones se verían afectadas. Ahora, la polémica se desata de nuevo al suponer esta disposición una traba para una investigación planteada en el contexto del tratamiento del Covid-19.

Según publica el Washington Post, el científico, Kim Hasenkrug, inmunólogo de los Laboratorios Rocky Mountain de los NIH en Montana, ha tratado de obtener una dispensa a la norma en base a la situación excepcional que supone la pandemia, pero hasta donde nuestro conocimiento alcanza, por el momento no la habría obtenido. Hasenkrug querría utilizar unos ratones que han sido trasplantados con tejido fetal humano que se desarrolla en pulmones, la parte del cuerpo que invade el nuevo coronavirus. Estos «ratones humanizados» podrían infectarse con coronavirus estrechamente relacionados con el que causa la nueva enfermedad, covid-19, a los que los ratones comunes no son susceptibles. Dichos ratones fueron desarrollados hace unos meses por otros científicos estadounidenses, que publicaron su estudio en Nature, los cuales se ofrecieron a entregar alrededor de tres docenas de estos animales a los Laboratorios Rocky Mountain, que tiene acceso al nuevo virus que causa el covid-19, por lo que los ratones podrían infectarse con la fuente de la pandemia y podrían realizarse experimentos sobre tratamientos potenciales.

Si bien es posible que estas investigaciones pudieran contribuir al hallazgo de tratamientos efectivos frente al Covid-19, aunque señalan en el artículo del Washington Post que podría no funcionar, desde el punto de vista bioético no se pueden considerar únicamente los fines y obviar los medios empleados para obtenerlos. Es por ello que la disposición estadounidense quiere limitar este tipo de investigaciones. “Promover la dignidad de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural es una de las principales prioridades de la administración del presidente Trump”, señala la Declaración anteriormente citada. Basar la licitud moral de las investigaciones solamente en los beneficios que puedan derivarse de ellas es una postura utilitarista que ignora otras importantes consideraciones y que podría dar lugar, así lo hemos visto a lo largo de la historia, a abominables crímenes contra la humanidad. Por otra parte, hay que añadir que existen otras vías posibles de investigación que no suponen estos inconvenientes éticos. En esta línea, la Declaración del Departamento de Salud y Servicios Humanos finaliza con el compromiso de asegurar que los esfuerzos para desarrollar alternativas sean financiados y acelerados.