Según Natalia López Moratalla, Catedrática de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Navarra, existe diferente desarrollo cerebral de chicas y chicos adolescentes, diferencias que ya existen en la etapa fetal y también en la primera infancia, en la que se produce un baño del cerebro por parte de las hormonas sexuales. A lo largo de la adolescencia, los cuatro lóbulos y las diferentes regiones de la corteza maduran a diferente ritmo en ellos y en ellas. También maduran de forma diferente tres de las regiones subcorticales implicadas en la memoria emocional (hipocampo), la evaluación de los estímulos en positivo o negativo (las amígdalas cerebrales) y los estímulos sexuales (zona del hipotálamo).

Estas diferencias se traducen en que en las chicas maduran más rápidamente las regiones de la corteza frontal que procesan el lenguaje, el control del riesgo, de la agresividad y de la impulsividad. En los chicos, las regiones del lóbulo inferior parietal, cruciales para las tareas espaciales. En ellas priman las relaciones con los demás y en ellos, el sexo y el deporte.