Un tema debatido, con amplia repercusión bioética, es si la ingesta de alcohol durante el primer trimestre del embarazo, puede influir en el desarrollo de las zonas motoras del cerebro del feto. En un trabajo experimental realizado en un grupo de 28 macacos hembras, se ha encontrado que el volumen cerebral no difiere entre los macacos que ingieren alcohol y el grupo control. Sin embargo, el haberse encontrado un cerebro más pequeño en el grupo de los que ingerían alcohol y la maduración alterada de la zona motora correspondiente, sugiere que en efecto, el alcohol puede influir en el desarrollo del cerebro fetal (ver más AQUÍ).