Disforia de género. Las dificultades éticas del bloqueo hormonal, terapia hormonal cruzada y cirugía de reasignación, surgen fundamentalmente de la ausencia de evidencias sólidas sobre los beneficios del procedimiento y la aparición de riesgos asociados, relacionados tanto con los efectos secundarios indeseables de estos tratamientos como con la irreversibilidad de las intervenciones quirúrgicas practicadas en muchos casos.
El tema del abordaje terapéutico de la disforia de género, ya valorado previamente en nuestro libro “Transexualidad. Valoración pluridisciplinar del fenómeno y su regulación legal”, es ahora analizado por el Dr. Paul W. Hruz, de la “Washington University School of Medicine”, en St. Louis, MO, USA.
Tal como afirma el autor, las personas que experimentan una identidad de género que es discordante con el sexo biológico, se presentan con frecuencia creciente a los médicos para lograr el alivio de la angustia psicológica asociada. En contraste con los esfuerzos anteriores para identificar y abordar principalmente los contribuyentes psiquiátricos subyacentes a la disforia de género, otras intervenciones basadas en la simple afirmación social de esta tendencia promueven el uso de agonistas de la hormona liberadora de gonadotropina para suprimir la pubertad, junto a la administración de hormonas esteroides cruzadas para inducir las características sexuales secundarias del sexo contrario al biológico, y son defendidas por una cohorte emergente de especialistas en medicina transgénero. Para pacientes con disforia de género persistente, proponen la intervención quirúrgica que persigue alterar la apariencia de los senos y los órganos genitales.
Las dificultades éticas de este proceso de bloqueo hormonal, terapia hormonal cruzada y cirugía de reasignación surgen fundamentalmente de la ausencia de evidencias sólidas sobre los beneficios del procedimiento y la aparición de riesgos asociados, relacionados tanto con los efectos secundarios indeseables de estos tratamientos como con la irreversibilidad de las intervenciones quirúrgicas practicadas, en muchos casos.
El trabajo pone el dedo en la llaga cuando subraya la carencia de datos científicos de alta calidad que avalen la seguridad y eficacia de estos procedimientos. La literatura relacionada con la cuestión transgénero adolece de limitaciones en muchos casos relacionadas con la carencia general de ensayos prospectivo aleatorizado bien diseñados, lo que incluye tamaños de muestra pequeños y no representativos, sesgo en el reclutamiento de los participantes, corta duración de los estudios (aspecto importante dada la tardanza en aparecer las peores consecuencias de estas intervenciones, que pueden demorarse varios años) altas tasas de abandono de los sujetos y dependencia de la opinión de «expertos». Los datos existentes, que el autor recoge, revelan una significativa morbilidad asociada a las mencionadas intervenciones y plantean una grave preocupación: el objetivo principal de la prevención del suicidio no se logra. Además de las cuestiones morales sustanciales, la adhesión a lo establecido en los principios de la medicina basada en la evidencia requiere un alto grado de precaución al aceptar el planteamiento de las intervenciones médicas de transición de género como la opción preferida. Del análisis continuado del problema y la búsqueda de nuevas evidencias científicas obtenidas de investigaciones rigurosas, podría derivarse el planteamiento de nuevos enfoques alternativos a las mencionadas intervenciones, que contribuyeran a aliviar el sufrimiento de las personas con disforia de género.
Deja tu comentario
Debe iniciar sesión para escribir un comentario.