Muerte prematura. Uno de cada tres fallecimientos se podría atribuir a desigualdades socioeconómicas y a la calidad de la atención sanitaria.
Un tercio de las muertes prematuras se puede atribuir a las desigualdades sociales, entendiendo como muertes prematuras aquellas que ocurren antes de los 75 años. Investigadores de la Universidad de Londres, utilizando datos del Servicio Nacional de Estadística inglés, que recoge más de 2,5 millones de muertes prematuras ocurridas entre 2003 y 2018, encuentra que una de cada tres muertes se podría atribuir a desigualdades socioeconómicas y a la calidad de la atención sanitaria. Indudablemente es este un problema que puede afectar a la justicia distributiva y consecuentemente de un indudable fondo ético (ver más AQUÍ).
*Ver artículo: «74.000 personas han muerto en Inglaterra esperando una ayuda social».
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