Se acaba de publicar en Nature Reviews Cardiology que la terapia celular mejora la función cardiaca.

A pesar de haberse evaluado en docenas de ensayos clínicos que incluían miles de pacientes, la eficacia de la terapia celular en la regeneración del tejido cardiaco lesionado y en la normalización de la función cardíaca permanecería cuestionada. Ahora, en un artículo publicado en Nature, Jeffrey Molketing y su grupo, reportan que la terapia con células madre adultas puede mejorar la función cardiaca por estimular una respuesta inflamatoria aguda y no por la formación de nuevas células cardiacas, como hasta ahora se pensaba.

En efecto, hasta ahora con los tratamientos células troncales adultas de la médula ósea solamente se había conseguido una modesta pero constante mejora en la función cardiaca de modelos animales con infarto de miocardio, pero si esa mejora era debida a la regeneración del propio tejido cardiaco, no estaba bien determinado.

Ahora, en el trabajo que se comenta, los investigadores inyectan en un grupo de ratas infartadas células troncales mononucleares de médula ósea o zymosan, un potente inductor de la respuesta inmune, y en un grupo control solución salina, detectándose que en el grupo tratado las células troncales o con zimosan se produce una objetiva inflamación aguda y no así en el grupo de ratas a las que se les ha inyectado solución salina.

Dos semanas después de la inyección las ratas tratadas en células troncales, células progenitoras cardiacas endógenas o zymosan, mostraban una significativa mejora de la función cardiaca y mayor volumen de sangre evacuada del ventrículo izquierdo, que en el grupo de ratas control, al que se les había inyectado solución salina. Esta mejora funcional se mantuvo, al menos, durante 8 semanas en las ratas tratadas con células troncales de médula ósea o zymosan.

Según los autores del trabajo, la terapia celular puede mejorar la función cardiaca de ratas infartadas, pero no por los mecanismos propuestos desde hace 15 años, pues las células troncales adultas no regeneran el corazón produciendo nuevas células cardiacas, sino que inducen una respuesta inflamatoria en el tejido cardiaco lesionado.

Desde el punto de vista bioético esto es importante pues la mejora de la función cardiaca, con independencia de los mecanismos por el que se logre, se consigue utilizando células troncales mononucleadas de médula ósea, lo cual no implica ninguna dificultad bioética.