La terapia puede abrir una posibilidad de mejorar los resultados de niños extremadamente prematuros. Cada año mueren en el mundo más de 1 millón.
La medicina prenatal de los niños extremadamente prematuros plantea importantes dilemas médicos y éticos. Entre los primeros, posiblemente el más importante es favorecer su supervivencia con nuevas medidas terapéuticas.
Cada año mueren en el mundo (ver AQUÍ) más de 1 millón de niños prematuros, a pesar de haber avanzado significativamente en su tratamiento, pues los nacidos con 21 a 24 semanas de gestación tiene un significativo riesgo de muerte o de padecer problemas médicos graves si sobreviven.
En un artículo, publicado este mismo mes de julio en The American Journal of Obstetrics and Gynecology se muestran los resultados de la utilización por primera vez de una placenta artificial en bovinos para tratar a animales extremadamente prematuros. Se incluyeron 8 animales de 95 días de edad gestacional, lo que viene a corresponder a fetos humanos de 24 semanas.
De los 8 animales, 7 (87,5%) se mantuvieron en buenas condiciones más allá de 120 horas, que era el objetivo que se había establecido para afirmar que la terapia era exitosa.
Indudablemente estas experiencias previas son en animales, pero como opinan los autores “este tratamiento puede abrir una posibilidad de mejorar los resultados de niños extremadamente prematuros”.
Como el trabajo ha sido realizado en animales, no presenta dificultades bioéticas objetivas y el horizonte que abre es indudablemente muy esperanzador para un problema que, como ya se ha comentado, presenta indudables dificultades médicas y éticas.
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