Se estima que en 2018 la infección por VIH afectaba a 37,9 millones de personas; 23,3 millones tenían acceso a la terapia antirretroviral y 1,7 millones de personas contrajeron la infección ese año, según el último informe del Programa de Naciones Unidas sobre Sida (Onusida).
Según dicha organización, el documento refleja una imagen muy desigual, pues en algunos países se están obteniendo importantes mejoras en el abordaje del VIH, mientras que en otros han aumentado tanto el número de infecciones como las muertes relacionadas con las mismas.
Onusida alerta de que los progresos realizados en la lucha contra el VIH -reducción en nuevas infecciones, acceso al tratamiento y reducir las muertes asociadas a la infección- han sufrido una desaceleración. “Necesitamos de forma urgente un liderazgo político para acabar con el VIH. Algo que debe comenzar con una inversión adecuada e inteligente siempre fijándonos dónde radica el éxito obtenido en ciertos países. Acabar con el sida es posible si nos centramos en los pacientes y no en la patología, si creamos mapas de ruta para atender a los pacientes y las localizaciones que están desatendidas y ponemos en marcha un enfoque basado en los derechos humanos para alcanzar a la población más afectada por el VIH”, ha afirmado Gunilla Carlsson, directora ejecutiva de Onusida.
Según el documento, pese a que las nuevas infecciones alcanzan los 1,7 millones de personas, esta cifra supone una reducción del 16 por ciento desde 2010, algo que achacan a los esfuerzos sostenidos realizados en la mayoría de países del éste y el sur de África. De hecho, Onusida pone como ejemplo a Sudáfrica, que ha reducido el número de nuevas infecciones más del 40 por ciento y las muertes también en cerca del 40 por ciento.
Aunque se continúa progresando en la consecución de los objetivos de 90-90-90, las cifras varían en función de la región y el país. Por ejemplo, según Onusida, en Europa del Este y Asia Central, el 72 por ciento de los pacientes infectados conocían su estatus seropositivo en 2018, pero sólo el 53 por ciento tenían acceso al tratamiento.
Asimismo, los fallecimientos asociados al VIH se mantienen en descenso, en paralelo a las mejoras en el acceso al tratamiento. El documento establece que desde 2010, las muertes -1,7 millones- se han reducido un 33 por ciento, con una cifra estimada de 770.000, en 2018.
Otros datos del documento indican que 37,9 millones de personas viven con HIV, de ellos 36,2 millones son adultos y 1,7 son niños menores de 15 años. El 79 por ciento de los pacientes seropositivos conocen su estatus VIH y cerca de 8,1 millones de personas no saben que están infectadas.
Según el informe de Onusida, el 82 por ciento de las embarazadas ya tienen acceso a la terapia antirretroviral, lo que supone un aumento de más del 90 por ciento desde 2010, y ha producido la reducción del 41 por ciento en nuevas infecciones pediátricas, con disminuciones importantes en Botswana (85%), Ruanda (83%), Malaui (76%), Zimbabue (69%) y Uganda (65%) desde 2010. No obstante, aún se han producido 160.000 nuevos casos de VIH pediátrico, una cifra muy alejada del objetivo de reducir las nuevas infecciones en niños a menos de 40.000, en 2018 (ver más AQUÍ).
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