Entre 2011 y 2015, Estados Unidos tuvo el índice de mortalidad materno más alto del mundo desarrollado, aproximadamente 17,2 fallecimientos maternales por cada 100.000 nacimientos. El pasado 7 de mayo se emitió un informe (ver AQUÍ) que indica que en ese país mueren alrededor de 700 mujeres cada año por causas relacionadas con el embarazo, y que el 60% de esas muertes podrían haber sido evitadas. La causa más frecuente de dichas muertes fueron complicaciones cardiacas. Este índice de muertes fue más elevado en distintas comunidades raciales y así se elevaba a 42,8 por nacidos vivos entre las mujeres afroamericanas, tres veces más que las mujeres blancas.