Denis Rebrikov, biólogo molecular ruso, ha hecho pública su intención de obtener los permisos necesarios para, a la mayor brevedad posible, modificar el genoma de embriones humanos y posteriormente implantarlos en mujeres y dar lugar a bebés, según informa la revista Nature (ver AQUÍ).

Cuando el pasado noviembre se anunció el nacimiento de los primeros bebés modificados genéticamente en China, la comunidad científica internacional alzó la voz contra estas experiencias, considerando que las técnicas de edición genética aún no están listas para este uso, dado que los riesgos superan a los beneficios.

El científico ruso pretende realizar la misma modificación genética que se produjo en las bebés de china, la inactivación del gen CCR5, con el objetivo de obtener individuos inmunes al virus del SIDA. Sin embargo, Rebrikov alega que “su técnica ofrecerá mayores beneficios, planteará menos riesgos y será más justificable éticamente y aceptable para el público”. Las diferencias en el experimento planteado radican en una supuesta mayor seguridad de la técnica, cuyos detalles aún no han sido publicados, y en que en este caso se seleccionarían mujeres enfermas que no responden correctamente a los tratamientos disponibles, mientras que en el caso de China era el padre de las bebés el que tenía la enfermedad, lo que fue criticado por el hecho de que la transmisión del virus en este caso no era previsible. En cambio, el científico ruso propone realizar la modificación solo en bebés para los cuales el riesgo de transmisión del virus durante el embarazo o el parto sería elevado.

Sin embargo, las dudas sobre la seguridad de la técnica por el momento permanecen. Además, la inactivación del gen CCR5 no solo no garantiza al 100% la protección frente al virus, sino que puede tener efectos secundarios negativos que aún se están estudiando, habiéndose reportado recientemente su asociación con una disminución en la esperanza de vida (ver AQUÍ). Además, las modificaciones genéticas en estado embrionario son transmisibles de generación en generación, y sus aplicaciones pueden tener fines no solo terapéuticos, sino también de mejora, dificultades éticas que se suman a la producción de embriones humanos in vitro, su uso en experimentación y su destrucción (ver más sobre las implicaciones éticas de estos experimentos).