La maternidad subrogada o gestación por sustitución, se transforma en una lucrativa industria de tráfico de bebés
Se publica en Diario Médico un interesante artículo sobre la maternidad subrogada, en el que Carmen Fernández, su directora afirma:
“Mujeres pobres gestando por encargo para parejas ricas, mujeres que sufren el robo de sus hijos tras el alumbramiento para ser vendidos a parejas con posibles, mujeres cediendo para adopción a sus hijos por no poder atenderlos debidamente (por estar solas, ser familia numerosa con pocos recursos) o concebidos en momento inoportuno o con hombres inadecuados…
Todos esos dramas personales, familiares y sociales, que han venido formando parte de la intrahistoria (Miguel de Unamuno, 1905) de la humanidad, de pronto, bajo nombres más o menos eufemísticos, como vientre de alquiler, maternidad subrogada o gestación por sustitución, se transforman en una lucrativa industria de tráfico de bebés, con granjas de mujeres gestantes o grupos de mujeres desesperadas (de nuevo la pobreza) que se someten a técnicas FIV para engendrar niños, con la mediación interesada de organizaciones mafiosas (algunas con apariencia muy seria y formal, por cierto), para personas y parejas (heterosexuales, homosexuales,…) que defienden su ¿derecho? a ser padres al precio que sea, incluso el de promover con ello otra forma más de esclavitud y prostitución del cuerpo femenino a escala mundial.
Resulta verdaderamente cansino oir siempre el mismo argumento desde el fundamentalismo más rancio e inmovilista de nuestra sociedad que insiste en condenar aquello que no conoce. La gestación subrogada o por sustitución es lo bastante compleja como para merecer un análisis serio mucho más allá de la información obtenida desde algún que otro programa sensacionalista que solo busca subir su audiencia sin importarle el rigor con el que se hizo el programa o de cuatro ideas sacadas de la superficie ignorando las muchas variables, modalidades y matices que hay en este ámbito.
Cuando Carmen Fernández, por ejemplo, habla de «mujeres que sufren el robo de sus hijos tras el alumbramiento para ser vendidos a parejas con posibles» muestra precisamente su más profunda ignorancia de lo que es la gestación subrogada pues ninguna, repito, ninguna gestante es la madre del bebé que alumbra, obviamente dentro del terreno en el que nos movemos. La idea atávica de que solo es madre la que ha parido está completamente superada desde hace décadas y así lo entienden los ordenamientos jurídicos modernos de aquello paises que regulan la gestación subrogada con las suficientes garantías para todas las partes implicadas en el proceso. El hecho de que el nuestro aún se empeñe en aplicar el viejo principio del Derecho Romano, «mater sempera certa est», demuestra lo muy alejado que se encuentra de la realidad social como lo estuvo en su día cuando surgió la necesidad de regular eficazmente el divorcio, el matrimonio de parejas del mismo sexo o el aborto, por poner ahora solo unos pocos ejemplos.
Y también cansa el sempiterno argumento de la «mujer pobre explotada por mafiosos». Eso me vuelve a demostrar que no han visto ustedes en su vida un solo contrato de gestación subrogada ni han estado en ninguna notaría ni han visto a una sola gestante. Por supuesto hay, o hubo, paises en donde este procedimiento no contaba con las garantías a las que antes aludí y en los que sí que se podían dar situaciones de abuso e injusticia, pero ignoran ustedes (o se empeñan en ignorar) que además de India, Nepal o Tailandia existen otros paises como Estados Unidos, Canadá o la propia Ucrania en donde se cumplen y se hacen cumplir las garantías propias de un Estado de Derecho. Ningún bufete o agencia española dedicada a la gestación subrogada aconsejaría jamás a nadie visitar ningún país en el que no se den estos requisitos; de hecho el nivel de cumplimiento tanto de nuestras propias normas como de las del lugar en donde tiene lugar el procedimiento es absolutamente milimétrico y riguroso como no puede ser de otra manera pues nuestras herramientas son las leyes.
Si quieren ustedes buscar mafias, búsquenlas entre las personas implicadas en los robos de 300.000 bebés en España entre 1940 y 1990, bebés arrancados, ahora sí, a sus madres aprovechando las circunstancias de su horrible desamparo especialmente durante los años posteriores a una guerra civil que propició los abusos e injusticias cometidas con toda impunidad por personas a quienes la justicia hoy debe absolver porque han prescrito la mayoría de esos delitos.
Pueden echar un vistazo a uno de los muchos artículos sobre el tema que pone los pelos de punta: http://www.rtve.es/noticias/20181008/justicia-certifica-espana-se-robaron-bebes-entre-1940-1990/1815180.shtml
¿Y saben ustedes qué? En la inmensa mayoría de aquellos robos estaban implicados profesionales médicos y también religiosas quienes a cambio de una buena suma de dinero comerciaban con aquellos bebés entregándolos a familias adineradas a quienes por supuesto les importaba un comino el crimen que estaban cometiendo contra las madres. Sin duda aquellos médicos y religiosas fueron considerados durante décadas como los ejemplares baluartes de la ética más intachable; es obvio que en nuestro país existen diversos raseros para medir las cosas y el más común de ellos es el de la «ética».
Miguel González Erichsen