El pasado 31 de agosto fallecía a los 96 años de edad Luigi Luca Cavalli-Sforza, científico italiano de gran prestigio cuyo trabajo ejerció una enorme influencia en la genética de poblaciones. Su legado, sin embargo, va mucho más allá. También será recordado por sus contribuciones a la antropología, la arqueología y la lingüística, así como por sus impresionantes aportaciones a la descripción matemática de los procesos históricos y culturales. En la combinación de ciencias naturales y humanidades, sería difícil encontrar a otro investigador que haya destacado tanto como Cavalli-Sforza.
Cavalli-Sforza fue también un pionero en el uso de modelos matemáticos para estudiar la evolución cultural. Sobre ello publicó en 1981, junto con Marcus Feldman, «Cultural transmission and evolution: A quantitative approach«, obra que se convertiría en una referencia sobre el tema y que hoy en día cuenta con miles de citas. En años recientes, ese tipo de modelos se han combinado con el de la ola de avance para describir de manera unificada la difusión de cultura y de poblaciones.
En 1971 Cavalli-Sforza predijo que, si una ola de poblaciones agrícolas propagó el Neolítico desde el Oriente Próximo a través de Europa, y si a estas poblaciones se incorporaron cazadores-recolectores autóctonos (con genes distintos de los de los agricultores), ello tendría que haber provocado diferencias graduales en la genética de las poblaciones humanas a medida que aumentaba la distancia a Oriente Próximo. Dichas diferencias son las llamadas «clinas», o gradientes genéticos, las cuales fueron detectadas por Cavalli-Sforza, Paolo Menozzi y Alberto Piazza a partir de las frecuencias genéticas de las poblaciones europeas actuales. La hipótesis, publicada en Science en 1978, fue puesta a prueba décadas después, cuando se hizo posible analizar los genes de individuos que vivieron hace miles de años. Ello confirmó las tesis de Cavalli-Sforza, en el sentido de que la difusión del Neolítico fue básicamente debida a la expansión de las poblaciones agrícolas y no a la transmisión cultural (es decir, a la conversión de cazadores-recolectores en agricultores).
En 1994, nuevamente junto con Menozzi y Piazza, publicó una obra monumental titulada «The history and geography of human genes«, hoy convertida en la referencia estándar sobre variación genética. El libro incluye una multitud de datos genéticos, arqueológicos, lingüísticos e históricos, lo que da fe de la inmensa erudición de Cavalli-Sforza.
En 2005 Cavalli-Sforza y sus colaboradores demostraron que, en las poblaciones humanas actuales, la disminución de la diversidad genética a medida que aumenta la distancia a África puede explicarse como otro efecto de la deriva; en este caso, de las primeras poblaciones de humanos modernos que salieron de África. En su último artículo, publicado en 2012, sugirió que la disminución de la diversidad fonémica en los idiomas actuales a medida que aumenta la distancia a África podría deberse al mismo proceso. Esta y muchas otras ideas seguirán siendo investigadas durante décadas, en la estela de la inmensa obra de este genial investigador.
(Joaquim Fort. Investigación y ciencia. Octubre 2018)
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