Los padres de un chico británico fallecido en un accidente hace cinco años, extrajeron su esperma tras sufrir una gran destrucción cerebral. El fin fue conservarlo para conseguir más tarde un nieto mediante gestación subrogada. A día de hoy, esta pareja tiene un nieto de tres años nacido mediante este procedimiento. El Tribunal Supremo de Gran Bretaña autorizó la extracción del esperma y su posterior congelación, ya que «podría ser lo deseado por el hombre tras el accidente de moto que sufrió». Pero sin duda, hay algunas dudas legales sobre el procedimiento que se ha utilizado, ya que, por otro lado “The Human Fertilisation and Embryology Act 1990” indica que el consentimiento firmado por el individuo es necesario para conservar y usar su esperma. Pero la “Mental Capacity Act 2005” habilita al juzgado a decidir por una persona que ha perdido su capacidad de decidir por estar inconsciente (ver más).
En nuestra opinión, detrás del feliz nacimiento de este bebe, hay una serie de dificultades éticas que subyacen al mismo. En primer lugar, las dificultades éticas que presentan las técnicas de reproducción asistida utilizadas para engendrar a este bebe (ver AQUI y AQUÍ ).
Por otro lado, otro de los inconvenientes éticos que se encuentran en este caso, es que, para gestar al bebé se ha acudido a la maternidad subrogada, práctica con múltiples objeciones como ya hemos tratado en anteriores ocasiones (consultar AQUÍ).
Finalmente, llama la atención la actitud de estos abuelos-padres, que para conseguir un hijo-nieto, han antepuesto sus deseos personales al bien del niño, lo que significa cosificar al hijo.
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