El pasado mes de agosto se publicó en JAMA un interesante artículo en el que se valora en qué medida la religiosidad de los padres puede influir en las tendencias suicidas o intentos suicidas de sus hijos.

En el estudio, observacional longitudinal y multigeneracional, se incluyen 112 padres y 214 hijos, de tres generaciones, realizándose en el Instituto Psiquiátrico de Nueva York y la Universidad Columbia del mismo estado. En él se valoró el posible alto o bajo riesgo de transtorno depresivo mayor y también la asociación entre conductas suicidas (ideación/intentos) y la religiosidad de padres e hijos.

De los 214 descendientes, 112 (53,3%) fueron niñas. La importancia religiosa de las descendientes se asoció con un menor riesgo de comportamiento suicida en las niñas, pero no en los niños.

Por otro lado, igualmente la mayor religiosidad de los padres se asoció con un menor comportamiento suicida de los hijos, pero, en cambio, no se asoció con la actividad religiosa de los progenitores. Estas asociaciones fueron independientes de la existencia de depresión en los padres, y de su estado civil.

Como conclusión, se puede afirmar que las creencias religiosas de los padres se asociaron con un menor comportamiento suicida de los hijos. Alrededor del 80%.