Se ha comprobado que la fisiología materna, la composición corpórea de la madre, la dieta y el estado de vida durante el embarazo, puede tener objetivas consecuencias de salud de los recién nacidos y un riesgo de enfermedad en la edad adulta (ver AQUÍ). Especialmente se ha constatado que el periodo de tiempo alrededor de la concepción es crucial para la salud de la siguiente generación. Durante este tiempo, desde la maduración de los gametos, hasta el desarrollo embrionario temprano, el estilo de vida de los progenitores puede influir negativamente en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, metabólicas, inmunológicas y neurológicas. Ello puede estar condicionado por mecanismos biológicos incluyendo procesos epigenéticos, fisiológicos y metabólicos, lo que sugiere que se deberían promover nuevas pautas de conducta de los progenitores previamente al embarazo para proteger la salud del recién nacido (ver más AQUÍ).