Cuando un enfermo canceroso es tratado con radioterapia y/o quimioterapia puede desarrollar infertilidad, tanto mujeres como hombres. Por ello, en caso de que sean mujeres las tratadas, se recomienda crioconservar tejido ovárico previamente al tratamiento, para después ser transferido de nuevo a la paciente si sobrevive. La magnitud de este efecto terapéutico negativo depende del tratamiento específico que se aplique en cada caso, por lo que el riesgo individual es variable. En adolescentes mayores el tratamiento anticanceroso conlleva un riesgo de infertilidad del 86% aproximadamente.

Como cada vez la supervivencia de pacientes pediátricos con cáncer es mayor (en el momento actual es aproximadamente el 80%), la posibilidad de crioconservar tejido ovárico parece una práctica terapéutica en auge.

Hasta el momento han nacido alrededor de 60 niños en todo el mundo utilizando tejido ovárico crioconservados en mujeres adultas o en adolescentes mayores, sin embargo, solamente se ha descrito un caso de un niño nacido tras utilizar tejido ovárico congelado en una niña antes de que manifestara la menarquia. Todo ello, parece que avala esta práctica; pero una pregunta que surge de inmediato es: ¿es éticamente justificable la preservación de tejido ovárico en niñas prepúberes? En mujeres adultas o adolescentes mayores parece que sí lo es.

En un reciente artículo publicado en el Journal of Medical Ethics se plantea esta cuestión, concluyendo los autores que la congelación de tejido ovárico parece éticamente permisible, aunque no éticamente requerida.

Cuando el proceder médico es seguro, parece que la decisión de los padres, bien informados sobre los riesgos clínicos y las posibilidades de éxito que esta técnica tiene para sus hijas, y si es posible el consenso con los médicos que los tratan, es la que debe prevalecer.

Los autores del artículo indican también que es necesario dar apoyo ético a los clínicos responsables de estas prácticas, pues, en muchos casos, la decisión ética a tomar no es fácil, por lo que una decisión colegiada parece la más razonable.

Sin embargo, al margen del consenso entre padres y doctores, existen también otros aspectos éticos de carácter social y de gestión sanitaria, como pueden ser el coste de estas prácticas y también posibles problemas de equidad, en cuanto a la posibilidad de acceso a ellas se refiere, que hay que considerar, por lo que los autores concluyen que se necesita una evaluación ética de estos casos más profunda teniendo en cuenta las consideraciones anteriormente referidas.

 

 

*Leer artículo «En Europa se realizan alrededor de 6.500 trasplantes de tejido ovárico congelado cada año para prever la infertilidad».