Un aspecto que indica objetivamente la eticidad de las prácticas de reproducción asistida es el índice de embarazos no conseguidos. Según un reciente estudio dicho índice en 2013 ha permanecido estable con respecto a 2012, alrededor del 30%, tanto cuando se utilizó la fecundación in vitro, como la transferencia intracitoplasmática de espermatozoides.