Durante el encuentro con sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas en Tiflis el pasado 1 de octubre, en el que respondió a diversas preguntas, el Papa hizo un elogio del matrimonio y mencionó “un gran enemigo de matrimonio hoy en día: la teoría de género. Hoy hay una guerra mundial para destruir el matrimonio. Hoy existen colonizaciones ideológicas que destruyen, pero no con las armas, sino con las ideas. Por lo tanto, es preciso defenderse de las colonizaciones ideológicas.”
Para el pontífice, una cosa es tener tendencias homosexuales o la necesidad de tratar con respeto también a los transexuales, y otra “hacer en las escuelas una enseñanza en esta línea”. En este caso, se trata de una “voluntad de cambiar las mentalidades”, “una colonización ideológica”.
No es la primera vez que el Papa advierte contra las “colonizaciones ideológicas”. Durante su viaje a Filipinas en 2015, Francisco puso en guardia contra “la nueva colonización ideológica que trata de destruir la familia”.
En su encuentro con los obispos en su viaje a Polonia el pasado julio, el Papa Francisco advirtió: “Y una de estas [colonizaciones] –lo digo claramente con ‘nombre y apellido’– es el gender (teoría de género). Hoy a los niños –a los niños– en la escuela se enseña esto: que cada uno puede elegir el sexo. ¿Por qué enseñan esto? Porque los libros son de las personas y de las instituciones que dan el dinero. Son las colonizaciones ideológicas, sostenidas también por países muy influyentes. Y esto es terrible. Hablando con Papa Benedicto, que está bien y tiene un pensamiento claro, me decía: ‘Santidad, esta es la época del pecado contra Dios creador’. Es inteligente. Dios ha creado al hombre y a la mujer; Dios ha creado al mundo así, y nosotros estamos haciendo lo contrario. Dios nos dio un estado ‘inculto’ para que nosotros lo transformáramos en cultura; y después, con esta cultura, hacemos cosas que nos devuelven al estado ‘inculto’”.
La postura del Papa tampoco es una novedad, pues ya la había expresado en diversos documentos magisteriales. Así, en la Amoris laetitia, dice citando la Relación final del Sínodo: “Otro desafío surge de diversas formas de una ideología, genéricamente llamada gender, que ‘niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de mujer. Esta presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia. Esta ideología lleva a proyectos educativos y directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer. La identidad humana viene determinada por una opción individualista, que también cambia con el tiempo’” n. 56, (Aceprensa, 3-X-2016).
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