«Fue una larga batalla al cabo de la cual el niño nace sano y un par de horas después, se apagó el respirador y se comprobó la muerte de la madre»
En el hospital de Breslavia, ciudad al suroeste de Polonia, junto al río Óder, una mujer de 41 años embarazada fue diagnosticada con un tumor cerebral. Ella no quiso que se le extirpase debido a los riesgos que conllevaría, lo que desembocó en un deterioro cerebral irreversible y su muerte cerebral. La mujer fue trasladada en noviembre en ambulancia hasta el hospital universitario de la ciudad, en donde se constató que tenía muerte cerebral. Ante la petición de la familia de salvar al bebé, la madre fue inmediatamente conectada a un respirador artificial. Los médicos la mantuvieron viva durante 55 días para que su bebé en gestación de 17 semanas se desarrollara hasta ser viable. «Fue una larga batalla de 55 días. Nosotros, los neonatólogos, queríamos que el pequeño creciera lo más posible, pero un día, ante un peligro que ponía en riesgo su vida, optamos por hacerlo nacer». Se decidió dar a luz al niño mediante cesárea. Pesó un kilogramo y fue puesto en terapia intensiva donde pasó tres meses en incubadora. Según la neonatóloga, «el niño nació a principios de año, en la 26º semana de embarazo. Pesaba mil gramos. Después de tres semanas de cuidados, su estado de salud correspondía al de un prematuro extremo, sin complicaciones. Un par de horas después del nacimiento, se apagó el respirador y se comprobó la muerte de la madre» (JOSÉ-PABLO JOFRÉ / – abc_esBerlín – 21/04/2016)
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