Después de cuatro años de lucha, un tribunal de Bolonia ha permitido a una mujer usar los embriones congelados que habían sido producidos con el semen de su marido fallecido hace cuatro años. La petición fue rechazada en primera instancia y no ha sido hasta ahora cuando el tribunal ha permitido al hospital de Santa Úrsula implantar a la mujer los embriones que permanecían criopreservados desde que el matrimonio realizó la inseminación artificial en 1996.

La primera resolución se respaldaba en el orden justo de la Ley 40 de 2004, que en Italia prohíbe la criopreservación de embriones – excepto en el caso en que la mujer, después de la fecundación, no puede proceder al sistema por motivos graves de salud – pero también se ajusta a las directrices en los procedimientos de fertilización. La pareja, que se casó en 1998, acudió a una clínica de fertilización dos años antes donde se crearon los embriones con el consentimiento de los dos. Los embriones no fueron implantados en ese momento pero ambos manifestaron su deseo de que se preservaran. Después de la muerte de su marido, en 2010, la viuda solicitó que se le implantara los embriónes iniciando todo el proceso legal que ahora llega a su fin.