Un problema ético de importancia es el fraude que se puede cometer proponiendo el uso de terapias celulares cuya eficacia clínica no está bien comprobada. Este fraude puede ser especialmente significativo cuando se intenta aplicar a enfermedades cuyo tratamiento por técnicas habituales es difícil o imposible, pues estos pacientes están dispuestos a someterse a cualquier tipo de terapia ante la imposibilidad de poder ser tratados. Estas prácticas fraudulentas se han dado en países en los que el control sanitario no es riguroso, pero también en países desarrollados. Ahora se publica en Nature (510; 333-335,2014) uno de estos casos en Italia.
Dos expertos investigadores italianos en terapia celular denuncian a una fundación , “Stamina Fundation”, que al parecer no solamente ofrece terapias no bien evaluadas , sino que también esta recibiendo ayudas económicas importantes del Gobierno Italiano para desarrollar sus proyectos terapéuticos.
La “Stamina Fundation” fue promovida por Davide Vannoni, que sin una específica formación médica, ofrece desde 2011 tratamientos celulares para diversas enfermedades, como Parkinson, distrofias musculares o atrofias de medula espinal, aunque nunca publicó sus métodos en revistas científicas acreditadas. Durante este tiempo ha seguido una evolución turbulenta con autorizaciones y apoyo financiero de algunas autoridades sanitarias y protestas de profesionales e instituciones médicas. En abril de 2014 la judicatura italiana acusa a la fundación Stamina de fraude médico y a los profesionales que trabajan en ella de conspiración criminal. Los acusados se defienden apoyándose en que desarrollan su trabajo bajo el amparo de la denominada “terapia compasiva”, que permite aplicar algunos métodos no bien experimentados en pacientes muy graves que no responden a las terapias habituales, siempre y cuando ellos acepten recibirlas. Pero el pasado 28 de mayo de 2014 la Corte Europea de Derechos Humanos emite un comunicado en el que manifiesta que también las “terapias compasivas” deben someterse a la evidencia médica, es decir que no pueden utilizarse si no están suficientemente comprobadas. Ello ha condicionado que el Senado italiano estudie el asunto, por lo que probablemente estas prácticas sean pronto prohibidas en Italia, por ello la Fundación Stamina está derivando sus actividades a otros países, especialmente Suiza y Cabo Verde.