Hay cada día más evidencia médica de la presencia de efectos médicos negativos de las técnicas de reproducción asistida. No hay duda de que la gran mayoría de la morbilidad perinatal asociada a la fecundación in vitro se puede atribuir a los embarazos múltiples. Los datos más recientes de Estados Unidos muestran que la incidencia de embarazos gemelares tras la fecundación in vitro es del 29% y de los de 3 fetos de 3,7%, 14 y 57 veces mayores respectivamente que los que se dan en la concepción natural.

Es ampliamente admitido que los embarazos múltiples tienen muchos más riesgos que los simples. Por ejemplo, más del 60% de los gemelos nacen prematuramente, y el 50% tienen bajo peso al nacimiento, cuando estos porcentajes son del 14% y del 9% respectivamente en los embarazos de un solo feto. Es decir, parece evidente que los efectos secundarios negativos asociados a los embarazos múltiples están aumentados por el uso de la reproducción asistida.

Sin embargo, los efectos adversos no quedan restringidos a los embarazos múltiples. Aunque la mayoría de los embarazos de un solo feto tras la fecundación in vitro no muestran complicaciones, diversos estudios indican que estos se asocian con un incremento de partos prematuros, bajo peso al nacimiento, anomalías congénitas y complicaciones perinatales, cuando se comparan con los embarazos de un solo feto conseguidos por vía natural.

En un trabajo publicado en Fertility and Sterility (95; 1887-1889, 2011) se evalúan pormenorizadamente estos datos confirmando lo anteriormente descrito sobre la existencia de un incremento de efectos negativos asociados a la procreación asistida.