Un tema con un trasfondo ético importante, y ampliamente debatido en Estados Unidos, es determinar si es obligatorio o no que un médico, o personal sanitario experimentado deba estar presente en las ejecuciones por inyección letal por pena de muerte. Este tema se debate en un reciente artículo publicado en JAMA (311; 2375-2376, 2014).
En él se comenta que un grupo de eminentes juristas, conocido como “Death Penalty Committee of the Constitition Proyect”, ha publicado un amplio documento con 39 recomendaciones que aborda gran parte de los problemas que se plantean en las ejecuciones por inyección letal. Las últimas recomendaciones hacen referencia a la necesidad o no de que un médico o personal sanitario cualificado supervise las ejecuciones por inyección letal.
Sin embargo, esta recomendación es contraria al código Ético de la Asociación Medica Norteamericana, que específicamente prohibe a los médicos estar presentes en las ejecuciones. Esta opinión es similar a la de muchas otras asociaciones de médicos y enfermeros/as. A juicio de los autores del trabajo, ningún código ético de ningún país aprueba la participación de profesionales sanitarios en las ejecuciones.
Pero otros opinan que la participación de profesionales médicos en la ejecución no es contraria a la ética médica y que incluso esta participación podría ser obligatoria.
En general, los autores estiman que una ejecución es decidir sobre la vida de otra persona, una acción que nunca puede ser considerada como uno de los objetivos de la práctica médica. Con independencia de que una ejecución este legalmente justificada nunca debe ser considerada como un acto médico.
Pero en el documento anteriormente referido, “Constitution Project “, se afirma que aunque no se puede forzar a los médicos a violar sus principios éticos, sería recomendable que en las ejecuciones debiera estar presente personal sanitario, para hacerse cargo de todos los aspecto médicos que se pueden dar en una ejecución.
En resumen, aunque algunos estamentos recomienden la presencia de un médico en las ejecuciones por inyección letal, no se puede forzar a ningún facultativo a hacerlo pues ello es contrario a la deontología profesional y ética médica.
Durante siglos ha exitido la pena de muerte, pero siempre los verdugos se acercaban a la horca con un capuchon en la cabeza para no ser reconocidos como tales.
La profesión médica en su esencia busca proteger la vida, ahora esta siendo mancillada por quienes quieren que sean los medicos lo que practican el aborto, la eutansia y la pena de muerte.
Nos parece que no se puede comparar el tema de la pena de muerte con el aborto y eutanasia. Para estos dos últimos no existe ninguna excepción para que éticamente puedan practicarse. Sin embargo la pena de muerte es una acción que puede ser justa en algunas circunstancias, como claramente se especifica en el Catecismo de la Iglesia Católica y en la Encíclica Evangelium Vitae. Sin embargo siempre hay que poner en marcha todos los recursos posibles para, cumpliendo la justicia, no tener que aplicarla.