Se ha publicado en diversos medios de comunicación la noticia d que Elizabeth Joice, de 36 años, estando embarazada se le reactivó un cáncer de pulmón que padecía desde hace tiempo y que requería un urgente tratamiento. Al saber  Elizabeth que la quimioterapia que se le proponía podía ser perjudicial para su hijo no nacido, decidió renunciar a la misma.  Ello permitió que viera la luz su hija Lily Anne Joice, que aunque prematura pudo desarrollarse normalmente. A las dos semanas del nacimiento de Lily Anne falleció Elizabeth.

Es éste un caso de extraordinaria generosidad, pero no único, pues son muchas las mujeres que han tomado una decisión similar a la de Elizabeth. Entre ellas destaca Gianna Beretta, beatificada por Juan Pablo II el 24 de abril de 1994, que también renunció a un tratamiento por no perjudicar a su hijo no nacido y que también, como Elizabeth, falleció después del parto.

Nosotros estamos recogiendo información sobre estos casos, y son ya más de 80 los que hemos podido encontrar de mujeres que han renunciado a ser tratadas de graves enfermedades estando embarazadas, aun con grave riesgo de sus vidas.

Estos testimonios reflejan la generosidad de tantas madres que desde el anonimato han optado por una heroica decisión que, en algunos casos, como hemos comentado, las han llevado  a perder la vida por el bien de sus hijos.