Noruega, considerado uno de los paraísos progresistas del continente europeo, también ha decidido paliar el problema del aborto con la promulgación de una nueva ley. Y, al contrario de lo que ha ocurrido en España, tras la reforma anunciada por el Gobierno, que ha contado con la oposición frontal del PSOE, en el país nórdico ha habido un consenso total entre izquierda y derecha. Del mismo modo que el anteproyecto elaborado por el Ministerio de Justicia español, el Gobierno noruego prohíbe en su texto la interrupción del embarazo a partir de la semana 22 de gestación. De hecho, los médicos sólo podrán intervenir en el caso de que el feto no esté vivo o la vida de la madre corra peligro de muerte. Así, la ley noruega del aborto, muy similar a las que existen en la mayoría de los países de la Unión Europea, establece que un embarazo no puede ser interrumpido después de las 18 semanas de gestación a menos que existan razones de peso para ello (LARAZON.es, 7-I-2014).