A lo largo de la historia se ha intentado superar las limitaciones humanas mediante la técnica. La novedad del siglo XX ha sido la de pretender extirpar todas las deficiencias, el sufrimiento, la enfermedad, e incluso la muerte. Este poder ha sido atribuido sucesivamente a la máquina (el futurismo), a la información genética (el eugenismo) y a la información electrónica (el posthumanismo). En todos los casos, se ignora la distinción entre deficiencias inevitables, ontológicas —como la realidad de la muerte— y deficiencias evitables, sociológicas, como las muertes debidas a circunstancias como carencia de agua potable, de fármacos, guerras o cualquier otro tipo de violencia. El modo debido de afrontar las deficiencias humanas es tratar de erradicar las causas evitables de las mismas y de comprender al mismo tiempo el sentido de las que no pueden ser evitadas, como ocasión para la autosuperación y la apertura a la trascendencia (Jesús Ballesteros. Cuadernos de Bioética. XXII, 2012 (1a)).
Más allá de la eugenesia, el posthumanismo
Por Cristina Castillo Albarran|2015-07-14T17:14:15+01:0015 septiembre, 2013|BIOÉTICA PRESS, Breverías, Sangre del cordón umbilical|
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