Se ha publicado recientemente una noticia que seguramente permitirá en los próximos años desarrollar órganos humanos dentro de animales vivos, lo que podría facilitar la obtención de órganos para trasplante, un problema actualmente grave por la carencia de dichos órganos.

En el trabajo que comentamos (PNAS, 110; 4557-4562,2013), científicos de la Universidad de Tokio, han modificado genéticamente un cerdo blanco para impedir que en él se forme el páncreas. A partir de este cerdo, producen un embrión carente de páncreas. Posteriormente obtienen células madre embrionarias de otro cerdo, pero en este caso negro, y las transfieren a embriones de cerdos blancos carentes de páncreas. Posteriormente estos embriones se implantan en el útero de una tercera cerda, consiguiendo  que aquellos cerdos blancos incapaces de formar su propio páncreas, nacieran con el páncreas producido a partir de las células madre procedente de los cerdos negros. Es decir, con esta técnica se había podido conseguir que cerdos que no tiene  páncreas pudieran desarrollarlo.

Los autores del trabajo creen que este mismo tipo de experiencia podría llevarse a cabo utilizando células humanas iPS, para inyectarlas en embriones de cerdo carentes de páncreas. Las células transferidas podrían resolver el defecto que tiene el cerdo de no poder desarrollar un páncreas, y que además el producido fuera  prácticamente humano por lo que podría ser transferido a  pacientes que requirieran este tipo de trasplante.

Esta técnica medicamente yo diría que muy novedosa, sin embargo plantea objetivos problemas éticos, pues no se puede asegurar que las células humanas trasferidas  al embrión de cerdo carente de páncreas únicamente quedaran localizadas en la región pancreática, sino que podrían extenderse a otras regiones de su cuerpo, lo que supondría que el cerdo resultante sería un híbrido de animal y hombre, circunstancia esta difícilmente asumible desde un punto de vista ético.