Autor: Pilar Fernández Beites

Colección Ciencia y Fe – Ediciones Cristiandad – 2007 (219 págs.)

La autora es licenciada y doctora en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid y profesora de Antropología en la Universidad Pontificia de Salamanca. Ha sido también, profesora invitada de la Cátedra de Bioética y Biojurídica de la UNESCO, para tratar de la “suficiencia constitucional del embrión humano”.
En este libro, dividido en 5 capítulos, muy bien concatenados, se defiende la necesidad actual de la filosofía humanista como fundamento de la bioética en temas cruciales como la relación mente-cuerpo.
A través de la “fenomenología de la persona” intenta comprender el papel del cuerpo humano en la constitución de la persona, concluyendo que “todo cuerpo vivo de la especie humana es, sin más, una persona”. Dándole al concepto de persona humana una dimensión trascendente y una dignidad única, que la autora la centra en la autoconciencia, como a continuación citamos: “La conciencia supone un salto ontológico radical, una novedad absoluta respecto a cualquier realidad material, incluido el cuerpo.” Sin embargo, argumenta con éxito y solvencia, siempre a mí entender,  contra las objeciones de que los individuos carentes de conciencia no podrían ser tenidos como seres humanos.
El título del libro “Embriones y muerte cerebral”, sintetiza los dos grandes temas de la bioética ante los avances de la biomedicina en el momento actual. En él se fundamenta la condición de ser humano y de persona del cigoto y se argumenta con claridad contra los que se oponen a reconocerle su condición de individuo de la especie humana.
Ante la definición de muerte cerebral la autora dice: “creo que los estados posteriores a la muerte troncal deben ser considerados como estados de muerte” y señala el riesgo, a evitar, de un diagnóstico precipitado por las urgencias inherentes a los trasplantes.
Trata también de los “muertos vivientes” y de sus implicancias éticas, diciendo: “La vida artificial proporcionada al cadáver le da un valor simbólico añadido…que debe ser tendido en cuenta en la deontología médica actual”.
Creo que el libro, en su conjunto, muestra un valioso y meritorio esfuerzo intelectual. Aborda minuciosamente una amplia gama de delicadas cuestiones biomédicas, tratadas siempre con respeto, claridad y lógica, sin omitir las posiciones contrarias a la opinión de la autora, que permite ver la amplitud y gravedad de los temas que afectan la dignidad de la persona y de la vida humana en este momento.
Manuel Zunín