De una manera breve y esquemática, vamos a intentar exponer algunos de los aspectos más relevantes acerca de la paternidad responsable, que se refiere a los hijos en el matrimonio.
Algunos principios
Hay tres principios básicos en la moralidad de cualquier materia:
1. Toda vida es un bien en sí misma considerada y realizar el bien es una obligación moral de todo ser humano que esté en objetivas condiciones de realizarlo, máxime cuando se ha asumido expresamente esa obligación al casarse.
2. Para no realizar el bien a que uno está obligado, debe mediar un justo y proporcionado motivo objetivo.
3. Nunca se pueden utilizar medios objetivamente inmorales para conseguir algo que se supone bueno.
La armónica aplicación del conjunto de estos principios respecto a la apertura del matrimonio a la vida es lo que se conoce como paternidad responsable, y se traduce así:
1. Los cónyuges planifican su amor y realizan el bien de que son capaces en cuanto esposos también teniendo hijos y educándolos y formándolos con atención y dedicación. De ahí que las familias numerosas sean una estupenda realidad.
2. Los cónyuges pueden excluir voluntariamente el nacimiento de nuevos hijos si media un motivo justo y proporcionado para no realizar algo bueno y exigido por la lógica del amor conyugal como es tener hijos.
3. Para excluir el nacimiento de un nuevo niño ha de acudirse a medios que objetivamente no sean inmorales pues no es legítimo hacer algo malo para conseguir algo bueno.
Otros aspectos
Sin duda, lo más ecológico, espiritual y económico es la regulación natural de la fertilidad, cuando hay motivos de suficiente entidad para no tener más hijos o espaciar los nacimientos, como hemos visto y comentaremos más adelante.
El óvulo vive unas 24 horas y los espermatozoides unas 72 horas. Como es sabido, en un ciclo regular, sale un óvulo de los ovarios de la mujer a las trompas cada 28 días, el día 14 del ciclo; la mujer es fértil, pues, 2 o 3 días antes y después de la ovulación.
La mujer ha de conocer cuándo es fértil para poder vivir la paternidad responsable, tener o no tener un hijo, lo que hoy día se puede conocer de una manera muy eficaz observando el moco del cuello del útero (Billings), que es muy fluido el día de la ovulación, y seco cuando no es fértil, y cuando el moco es más o menos espeso la mujer ha de aprender a través de otra que lo conozca y la enseñe, en varios ciclos, a reconocer cuándo es fértil; hay manuales que lo explican adecuadamente (lo ideal es que la mujer conozca su fertilidad antes de casarse). Esto lo recomienda la Organización Mundial de la Salud, habiéndose probado en países del tercer mundo, con buenos resultados.
También puede conocer la mujer cuándo es fértil a través de la temperatura corporal, pues aumenta 0,5 a 1 grado el día de la ovulación; ha de tomarse la temperatura con un termómetro adecuado en condiciones basales, al despertarse, y anotarla, aunque también hay termómetros que memorizan la temperatura durante doce ciclos. Pueden usarse los dos sistemas para conocer la fertilidad, cuando así se hace el método se denomina sintotérmico.
También la orina contiene una hormona cuando se produce la ovulación, que puede ser detectada con un papel de filtro y un reactivo apropiado, lo que permite a la mujer conocer cuándo ovula; esto mismo también se puede detectar en la saliva.
Conocer la mujer cuándo es fértil es necesario para poder vivir la paternidad responsable. Como hemos visto, la decisión de no tener o espaciar el nacimiento del hijo ha de ser responsable, por un motivo serio e importante: la salud de la madre, la educación de los hijos… y lo decide responsablemente el matrimonio, pidiendo consejo si es necesario. Se pueden reunir p.ej. una vez al año y decidir qué hacer. Y el único medio lícito para vivir la paternidad responsable es no realizar el acto conyugal cuando la mujer es fértil (el fin bueno y el medio bueno).
Si se utiliza la regulación natural para no tener hijos sin motivos graves (o sea, por egoísmo y comodidad…) es tan ilícita como utilizar el preservativo.
A partir de los 30 años la fertilidad en la mujer baja al 50%, y los hombres estresados y de mayor edad tienen también disminuida su fertilidad; por este motivo, al casarse la gente con mayor edad que hace años, y por otras causas, es más frecuente hoy día la infertilidad. Por ello, que la mujer conozca su fertilidad ayuda en este sentido. La paternidad responsable implica también tener una familia numerosa.
La paternidad-maternidad como vocación y como don
En la Encíclica Humanae Vitae, la clave de interpretación es ver la procreación como una misión y una llamada a la mujer y al hombre a ser libres y responsables colaboradores de Dios Creador.
Hay una continuidad entre la Constitución Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II y la Humanae Vitae. En ella se da una declaración definitiva sobre la anticoncepción, retomando la doctrina de siempre, ya dada por Pío XI. Se añade una razón más: es gravemente ilícito separar el aspecto unitivo del procreativo en el acto conyugal. Para fundarlo, se define el amor conyugal y la paternidad responsable.
Amor conyugal
Se trata de un amor plenamente humano, al mismo tiempo sensible y espiritual.
Es una especificidad del amor humano; principalmente es un acto de la voluntad libre, no sólo del corazón.
Es un amor total: los esposos generosamente comparten todas las cosas.
Es un amor de amistad (hay reciprocidad y se pone algo en común; en el amor conyugal, todo)
Unidad e indisolubilidadà es un amor fiel, exclusivo y fecundo: un amor destinado de por sí a continuarse, suscitando nuevas vidas; este don de sí da lugar al hijo, resultado del amor de los esposos; es producto del amor y del don entre los dos; los hijos son el don preciosísimo del matrimonio; como don, contribuyen al bien de los mismos esposos
Paternidad responsable
El amor conyugal es esencialmente fecundo. Requiere de los esposos una conciencia de su misión de paternidad responsable.
Desde la perspectiva de la fecundidad, hablamos de paternidad y maternidad responsable. Paternidad responsable no es igual a métodos naturales. El hombre y la mujer son responsables desde que se descubren y pueden controlarse los mecanismos fisiológicos… tendencias, pasiones, sentimientos… hacen necesario el dominio de sí mismo à paternidad virtuosa; aquí entra la paternidad responsable.
Por motivos de salud, condiciones económicas, psicológicas, sociales: capacidad de deliberar si hacer crecer la familia (decisión ponderada y generosa) o decidir por graves motivos evitar temporalmente o por un tiempo indeterminado un nuevo nacimiento. “Grave” no significa una situación casi desesperada; p.ej. como cuando se habla de grave incómodo,
“Graves motivos” hoy se traduciría por motivos auténticos, reales, no ‘imaginarios’. Se entiende que el motivo será más ligero si es espaciar por poco tiempo el nacimiento de un hijo. La decisión es de los cónyuges. Respeto al orden moral en su corazón; orden moral objetivo: respecto a Dios, así mismo, a los cónyuges, a la familia propia, a la sociedad. El niño viene a la existencia porque Dios crea ‘ex nihilo’ el alma; los progenitores son capaces de cooperar con Dios para que nazca un nuevo ser humano. ‘Responsable’ cambia una mentalidad, que aún existe en cierta forma en algunos ambientes, de que el nacimiento del hijo no depende de la voluntad de los cónyuges sino de la voluntad creadora de Dios. Dicha mentalidad aparentemente ponía de acuerdo dos principios: todo acto conyugal abierto a la vida; más pastoral que doctrinal: los esposos deben amarse incondicionalmente poniéndose en las manos de Dios.
La expresión ‘paternidad responsable’ se pone para romper un poco esta situación de irreconciliabilidad. La voluntad de Dios se pliega a deseos malvados a veces, como en la fecundación in vitro’, pues Dios ha dado al hombre la libertad y la capacidad de hacer… hasta el fin de este mundo.
Los progenitores tienen una responsabilidad; se resalta su papel decisivo. Responsabilidad es paralelo a libertad: ‘yo hago esto porque quiero hacerlo’, reconoce un nexo de causalidad entre su acto libre y el resultado de esta acción. Si no hubiese una causalidad, no podríamos hablar de progenitor (así, en la reproducción asistida, el problema metafísico esencial es la causalidad).
Aceptar ‘lo que venga’, no es la clave pastoral mejor en estos problemas. Responsabilidad: yo hago esto porque quiero hacerlo. El resultado inmediato es la imputabilidad: los ‘culpables’ de que X sea un ser viviente son los progenitores. Los padres son responsables del nacimiento, de la generación, ‘cuasi creación’.
Generar un hijo es una responsabilidad. Tener una idea clara de lo que es un hijo: qué es un ser humano, una persona (es el modo de ser más perfecto que existe, nada tiene más valor que la categoría de persona).
Decisión de una voluntad responsable, acción humana. Consecuentemente, los casados tienen la obligación de transmitir la vida y también de educar a los hijos.
(¿Son responsables de la no-existencia de otros seres humanos?: es una pregunta sin sentido referida al ser humano como estamos viendo, porque de algo que no existe no se es responsable. ¿Cómo se puede ser responsable de nada?)
Es necesario seguir reflexionando sobre el concepto de ‘paternidad responsable’ de la Humanae Vitae; es un campo en el que hay mucho que hacer aún. Tras esta encíclica lo ha tratado Juan pablo II en su catequesis sobre el amor humano; los primeros títulos son: ‘la regulación (del nacimiento) de los hijos, fruto de la pureza de los esposos’; ‘los métodos naturales, inseparables de la esfera ética’; ‘paternidad-maternidad responsables, componente de la espiritualidad conyugal’. Después de esta catequesis se publica la Instrucción Familiaris Consortio, resultado de un sínodo.
El tema de la paternidad responsable viene considerado casi siempre en el contexto de la regulación de la natalidad, y no debe ser así. Se debe profundizar teológicamente sobre este argumento, y los pilares son la E. Casti Connubi, la E. Humanae Vitae, y la catequesis de Juan Pablo II.
Los métodos naturales
No son tan eficaces como dice la Organización Mundial de la Salud porque se usan mal:
– por la dificultad de ser coherentes (no es lo más importante)
– porque vienen introducidos exclusivamente como métodos para no tener hijos, y esto es ruinoso.
En la práctica son necesarias dos cosas:
– Los métodos naturales son un procedimiento diagnóstico de la fertilidad de la mujer. Es una información. Para elegir bien es necesaria la virtud.
– Los métodos naturales no pueden convertirse en métodos para no tener hijos; si se usan como un preservativo, no hay virtud ni espiritualidad.
Cuando hablamos de que la mujer tiene una fertilidad periódica (y ‘también’ el hombre) es porque la fertilidad humana es periódica. Dios ha creado al ser humano así.
Si un matrimonio desea tener relaciones conyugales, y piensan que no deben tener hijos, quien mejor resuelve esto no es el aborto, ni el DIU, la píldora, el preservativo…, sino los métodos naturales.
¿Cómo?: Limitándose las uniones conyugales a los momentos no fértiles. Es una unión de más calidad, porque denota virilidad, dominio… En el ámbito matrimonial no depende todo de la voluntad de un sujeto; en el matrimonio hay dos sujetos libres, y han de coincidir las dos voluntades. Esto no surge de modo espontáneo, sobre todo con el paso de los años, y es necesaria la virtud.
Es importante recordar la gravedad del débito conyugal. Los esposos han de fundar su matrimonio sobre la virtud, no sobre el instinto, sobre ‘el estar bien’… Estar dispuestos a decir sí. Esto no es un ‘truco’, es muy importante porque es la verdad.
Juicio ético sobre la paternidad responsable
Se debe examinar, como en todo acto moral:
a) la decisión: acto interno, los esposos deciden tener una familia numerosa, retrasar o suspender el nacimiento de un hijo.
b) la acción exterior: el medio con el que se pone en práctica esa decisión.
1. Decisión
Ha de ser responsable; los cónyuges están llamados a dar la vida (hasta que no aparezca algún inconveniente grave…); la decisión de no procrear es por tanto la que ordinariamente deber ser éticamente justificada.
En la procreación están implicados los cónyuges, pero también el hijo. El hijo tiene derecho a nacer en circunstancias dignas, progenitores casados, pacto de amor de los esposos que garantice la posibilidad… en un contexto en el que razonablemente se presuponga que el hijo tendrá los bienes humanos fundamentales: educación… Cuando faltan se puede pensar que la decisión de tener el hijo es, por lo menos, imprudente.
También la salud, sobre todo en la mujer; si el embarazo creara un peligro grave para la mujer, sería una decisión imprudente.
También los factores económicos y sociales, sobre todo la capacidad educativa de los padres; ordinariamente es más difícil educar un hijo único, pero el número elevado de hijos puede resultarles difícil a algunos…
La sociedad está al servicio de las personas, pero si el crecimiento demográfico es grande y pone en peligro…, puede haber un cierto deber de no tener muchos hijos, por la supervivencia de la familia humana…
2. En cuanto a los medios
No valen los medios que entran en la definición de contracepción; el fin bueno no justifica los medios intrínsecamente malos.
Acto contraceptivo: acción que en previsión, durante o inmediatamente después del coito se propone impedir que sea fecundo el acto conyugal.
La única vía lícita es por tanto usar el matrimonio en el periodo de infertilidad.
Los métodos naturales son simplemente un instrumento, no confundirlos con paternidad responsable. Son la capacidad de reconocer un periodo de infertilidad o de fertilidad. La paternidad responsable se refiere al uso de ese conocimiento por los cónyuges para llevar adelante una decisión procreativa o no procreativa.
La paternidad responsable significa la exclusión del recurso a la contracepción. Los métodos naturales son importantes porque son una vía de acceso a ese conocimiento.
Paternidad responsable no es igual a contracepción, que es objetivamente e intrínsecamente inmoral.
Abstenerse en los periodos de infertilidad implica autodominio sobre la propia tendencia sexual, para que sea respetado el significado de la unión conyugal. (Si hay problemas de infertilidad, lo primero es recurrir a los métodos naturales).
¿Cómo los esposos pueden hacer efectiva una decisión responsable de no procrear?: se dice que absteniéndose en los periodos de fertilidad.
Pero ¿por qué métodos naturales sí, contracepción no?: se deduce del significado de la sexualidad, puesto que el acto conyugal (se hacen ‘una carne’), por su propia naturaleza manifiesta lo que constituye la sexualidad, que es el don de sí. O sea, la conyugalidad encuentra su expresión más alta en el acto conyugal.
Contracepción
1. La contracepción, al interferir sobre el don de sí, contraría la naturaleza misma del acto conyugal, porque excluye del don de la persona una dimensión, la posibilidad de dar la vida a otro. O sea, en el acto conyugal se dan mutuamente la capacidad de ser padre o madre, de dar la vida a otro que no es y que comenzará a ser.
Esta donación viene eliminada deliberadamente en el acto contraceptivo.
La contracepción supone una negación de la verdad del acto conyugal; será un acto conyugal falsificado.
2. La contracepción es además un comportamiento antivida porque se propone conseguir que no haya vida. (También es responsable de numerosos abortos cuando a veces actúa como abortivo; aunque en sí misma la contracepción no quiere eliminar al sujeto ya concebido).
En una situación en la que están puestas las condiciones para que haya una nueva vida humana, la contracepción hace que no sea realidad.
Si el acto interno voluntario es contraceptivo, no hay paternidad responsable, aunque se usen métodos naturales. Paternidad responsable no es igual a métodos naturales.
Paternidad responsable
1. Frente a un bien yo no puedo actuar contra él, pero no estoy obligado a escoger siempre el bien (p.ej., quien escoge la virginidad, excluye la paternidad-maternidad, pero no lo hace porque esté en contra…)
Por un motivo real y razonable… no es una elección contra la vida, sino simplemente una elección para ahora o para el futuro de no elegir este bien: un nuevo hijo.
La diferencia entre antiprocreativo y no procreativo es una decisión absolutamente esencial. Mucha gente no lo piensa, pero un ‘téorico’ que defienda la anticoncepción, si va al fondo, acabará reconociendo que ve al hijo como un mal.
En cambio, la frase ‘nosotros por ahora no podemos tener hijos’, refleja que por ahora no pueden permitirse tener un hijo; esta es una decisión no procreativa, pero no anticonceptiva; es una diferencia esencial.
2. Es necesaria la virtud; que los esposos sean capaces de comportarse de forma coherente. Prudencia, castidad, caridad.
Los esposos han de estar en condiciones de distinguir el lenguaje del propio cuerpo. Si no lo entienden no pueden tomar decisiones.
Los esposos han de poseer la capacidad de realizar este lenguaje del cuerpo. Expresar su amor en modo tal que uno haga al otro el don de la propia persona, y esta capacidad es propia de un hombre que viva la castidad conyugal. Lo propio de la castidad conyugal es el acto conyugal, se convierte ‘en una sola carne’, y obviamente lo propio no es la abstinencia.
Caridad conyugal. La castidad integra la vida conyugal en este contexto de la caridad conyugal. La realización perfecta de la vida y de la vocación esponsal: paternidad, maternidad… mira a no negar ningún aspecto humano, sino a integrar todo lo que es verdaderamente humano en una unidad que en último término viene perfeccionada en la caridad.
La paternidad responsable supone la integración de todos los aspectos: físicos, psicológicos, espirituales, inseparables en la persona humana. Sigue el camino parecido al de la virtud, y dura toda la vida. Poco a poco, siempre en crecimiento. La paternidad responsable es muy difícil de llevar cabo sin el conocimiento de los llamados métodos naturales, pero es prácticamente imposible sin la virtud de la castidad y de la caridad.
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